Plaza de La Trinidad... Granada la que todos conocemos
La plaza se abrió a finales del XIX sobre el solar de lo que fue el convento de los Trinitarios Calzados, y del nombre del convento deriva su nombre, aunque también se la llamó anteriormente de Melchor Almagro, en referencia al granadino D. Melchor Almagro San Martín (1882-1947), escritor, diplomático y político, primo del también escritor Melchor Fernández Almagro.
El sitio entonces no era más que un gran espacio abierto extramuros de la ciudad junto a la puerta de Bibalmazdá o de Bibalmazán (demolida en el s. XVII), que se situaba a la salida de la calle Capuchinas, en el barrio del mismo nombre de la puerta. Carlos V, también como sus abuelos los RR. CC, mandó cristianizar esta zona, uno de los últimos reductos que aún quedaban con esencia netamente árabe. En 1517 se puso aquí la primera piedra para el convento de Trinitarios calzados, sustituyendo a una ermita, construida por un grupo de sastres, que era la de la Visitación de Nuestra Señora. La iglesia conventual se situaba junto a la calle de los Mesones. El Convento fue terminado a finales del siglo XVIII.
Tras la desamortización de 1835 el edificio del convento tuvo una serie de usos muy curiosos: primero oficinas y almacenes de Hacienda, desprovisto para ello de su torre, y después se adapta como circo de equitación, almacén de libros, escenario de teatro… Finalmente, y debido al abandono continuado, muchos de sus elementos fueron deteriorándose hasta el punto de amenazar ruina en la mayor parte del edificio y así estuvo hasta 1889, año en que la iglesia y el convento de los Trinitarios Calzados fueron demolidos en su totalidad, conservándose solo la fuente de estilo barroco que estaba en el claustro y que hoy se levanta majestuosa en el centro de la plaza, aunque con su taza superior añadida posteriormente. Durante el derribo del convento y la apertura de la nueva plaza la fuente se trasladó a la Plaza del Carmen, donde estuvo desde 1885 a 1902, en que volvió a su emplazamiento actual.
La plaza empezó a transformarse ya en 1820, pues con la invasión de los franceses sufre gran perjuicio y terminó muriendo con la desamortización de 1835. Se comenzó la demolición del convento en 1884 y se terminó en 1889. El solar fue cedido a la ciudad para construir la plaza, que en un principio tenía un aspecto muy diferente al que observamos hoy. En 1897 la plaza pasa a formar parte como espacio público de la ciudad, momento en el que se concibe y diseña la actual plaza. A través de su existencia ha sufrido diversas reformas, como la realizada a principios de siglos por el alcalde Juan Ramón Lachica, y la remodelación ideada y llevada a cabo por Gallego Burín en 1947, cuando se colocan bancos y nuevos kioscos. El tranvía de la línea San Antón-Triunfo atravesaba la Plaza de La Trinidad, pasando por la estrecha calle Fábrica Vieja en su ida y en su vuelta.
La plaza se abrió a finales del XIX sobre el solar de lo que fue el convento de los Trinitarios Calzados, y del nombre del convento deriva su nombre, aunque también se la llamó anteriormente de Melchor Almagro, en referencia al granadino D. Melchor Almagro San Martín (1882-1947), escritor, diplomático y político, primo del también escritor Melchor Fernández Almagro.
El sitio entonces no era más que un gran espacio abierto extramuros de la ciudad junto a la puerta de Bibalmazdá o de Bibalmazán (demolida en el s. XVII), que se situaba a la salida de la calle Capuchinas, en el barrio del mismo nombre de la puerta. Carlos V, también como sus abuelos los RR. CC, mandó cristianizar esta zona, uno de los últimos reductos que aún quedaban con esencia netamente árabe. En 1517 se puso aquí la primera piedra para el convento de Trinitarios calzados, sustituyendo a una ermita, construida por un grupo de sastres, que era la de la Visitación de Nuestra Señora. La iglesia conventual se situaba junto a la calle de los Mesones. El Convento fue terminado a finales del siglo XVIII.
Tras la desamortización de 1835 el edificio del convento tuvo una serie de usos muy curiosos: primero oficinas y almacenes de Hacienda, desprovisto para ello de su torre, y después se adapta como circo de equitación, almacén de libros, escenario de teatro… Finalmente, y debido al abandono continuado, muchos de sus elementos fueron deteriorándose hasta el punto de amenazar ruina en la mayor parte del edificio y así estuvo hasta 1889, año en que la iglesia y el convento de los Trinitarios Calzados fueron demolidos en su totalidad, conservándose solo la fuente de estilo barroco que estaba en el claustro y que hoy se levanta majestuosa en el centro de la plaza, aunque con su taza superior añadida posteriormente. Durante el derribo del convento y la apertura de la nueva plaza la fuente se trasladó a la Plaza del Carmen, donde estuvo desde 1885 a 1902, en que volvió a su emplazamiento actual.
La plaza empezó a transformarse ya en 1820, pues con la invasión de los franceses sufre gran perjuicio y terminó muriendo con la desamortización de 1835. Se comenzó la demolición del convento en 1884 y se terminó en 1889. El solar fue cedido a la ciudad para construir la plaza, que en un principio tenía un aspecto muy diferente al que observamos hoy. En 1897 la plaza pasa a formar parte como espacio público de la ciudad, momento en el que se concibe y diseña la actual plaza. A través de su existencia ha sufrido diversas reformas, como la realizada a principios de siglos por el alcalde Juan Ramón Lachica, y la remodelación ideada y llevada a cabo por Gallego Burín en 1947, cuando se colocan bancos y nuevos kioscos. El tranvía de la línea San Antón-Triunfo atravesaba la Plaza de La Trinidad, pasando por la estrecha calle Fábrica Vieja en su ida y en su vuelta.