PEDRO MARTINEZ: El Zacatín Granada casi todos los hemos visitado....

El Zacatín Granada casi todos los hemos visitado.

Es una de las calles más bonitas, emblemáticas y transitadas de Granada. En su origen era uno de los ejes más antiguos de nuestra ciudad. El Zacatín es una calle recta porque era una calle de mercado, notable ya desde la época musulmana. En árabe se llamó al-Saqqatin y su significado es de “baratilleros o ropavejeros”, porque en la Granada musulmana era muy habitual comprar ropa de segunda mano.

Pese a ello, se trataba también de un mercado de plateros, merceros y esparteros y sastres, zapateros, etc. Además, su proximidad con otras calles, como la Alcaicería, hacía que se desarrollaran otras actividades comerciales. Entre el Zacatín y el río había varias callejas y plazuelas donde los árabes tenían su Gallinería, Pescadería y Carnicería, y además las Tenerías y la Espartería; en las otras calles adyacentes había diversas industrias, cuyos nombres se conservan aún en los de varias calles, como la del Tinte, o la calle Oficios, por ejemplo. La Zapatería (Qaraqin) se encontraba hacia la mitad de la calle junto al Baño del mismo nombre. Tras unas ordenanzas de la Reina Juana, todos estos establecimientos serían agrupados por oficios o gremios, separados unos de otros en zonas distintas.

Hasta nuestros días la calle no ha mantenido siempre la actual fisonomía. El Zacatín siempre estuvo bajo la amenaza de las avenidas del Darro. Fueron de especial furia las de 1478, 1600, 1810 y, sobre todo, la del 27 de Junio de 1835, que arrasó la calle y no dejó casi nada en pie. Luego sufrió un horrible incendio en 1843 y hubo de ser reconstruida casi en su totalidad, con las nuevas tendencias arquitectónicas del siglo XIX y principios del XX.

Gracias al encauzamiento y posterior embovedado del río Darro, el Zacatín pudo agrandarse, con lo que se impulsó aún más el comercio, convirtiéndose en el lugar donde se encontraban las mejores tiendas de la ciudad. Fue frecuentada por damas, caballeros, viajeros y forasteros, lo cual hace idea de lo abigarrado y atractivo de su conjunto, que no hubo escritor ni viajero o poeta al que no le impresionara y le dedicara sus elogios. Hubo un tiempo en se permitió la circulación rodada por el Zacatín, del que solo queda una parte, pues cuando se abrió la Gran Vía desapareció el tramo que antes llegaba hasta la plaza de San Gil.