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PEDRO MARTINEZ: • Plaza de Bib-Rambla (o Bibarrambla)...

Plaza de Bib-Rambla (o Bibarrambla)
En tiempos de los musulmanes, a la entrada de la calle Mesones existió una puerta, con su torre defensiva y barbacana, que se conocía como Bib al-Rambla (Puerta de la Rambla o del Arenal), por hallarse en la explanada en que el río Darro depositaba la arena en sus aluviones; y de ella tomó nombre el arrabal a que pertenecía y la inmediata plaza. Aunque también se la conocía como Bib al-Farax (Puerta del Caballo). Bien entrado el siglo XVI comenzó a llamarse Puerta del Rastro y también Puerta Real. La actual plaza, cuyas dimensiones son posteriores a la conquista, era una explanada rectangular, limitada en su lado mayor por la muralla que venía a la Puerta Real, paralela a la calle Mesones y con entrada por el Arco de las Orejas. En la zona de las calles Príncipe y Salamanca se situaban la Pescadería y Carnicería musulmanas.
En el siglo XI se la designó como Plaza del Comercio. Luego en 1495 la encontramos citada con el nombre de Plaza Nueva de Bibarrambla. En 1812 se la denominó de la Constitución. La plaza jugó un papel importante por su cercanía a la mezquita mayor (actual iglesia del Sagrario) y al zoco o mercado de la ciudad. La Plaza de Bib-Rambla o Bibarrambla se utilizaba para celebrar fiestas en tiempos de los musulmanes y para justas, festejos y corridas de toros en la época cristiana. Así mismo, tras la conquista se celebraron aquí los autos de fe de la Inquisición y tuvo lugar la quema - promovida sobre todo por el Cardenal Cisneros- de los manuscritos y libros considerados herejes por la Inquisición. Casi toda la biblioteca de la Madraza desapareció aquí. También se levantaron horcas para los frecuentes ajusticiamientos de reos por delitos públicos.
En los siglos XV y XVI la plaza sufrió diferentes ensanches, construyéndose en su parte norte una serie de soportales y, bajo ellos, locales para las Escribanías de la ciudad. En la plaza establecieron también los cristianos las Aduanas de especias y de paños, celebraron las ferias de caballos y en sus inmediaciones hicieron la Carnicería y la Pescadería nuevas, desapareciendo las musulmanas, en cuyo lugar se levantaron el Hospital e Iglesia de San Sebastián, construidos por los comerciantes y derribados a mitad del S. XIX. La presencia actual de la calle San Sebastián, patrón del Comercio, nos recuerda a esos edificios.
En el ángulo cercano a la actual calle Salamanca se situaba el Arco de Las Orejas, que, durante la época musulmana y hasta principios del siglo XIX, era la única entrada que tenía la plaza Bib Rambla. Dicha puerta conducía directamente al Puente de los Curtidores, uniendo plaza Bib-Rambla con la Plaza del Carmen, que, en aquellos tiempos antes de la Desamortización, era un enorme compás del convento de los Carmelitas. Era una puerta con torre cuadrada y tres arcos, donde los Reyes Católicos pusieron sobre el segundo arco una pintura que representa a Nuestra Señora del Pópulo o de la Rosa. Existe una reconstrucción de este arco o puerta, que fue derribada a finales del s. XIX, y que se halla casi escondida en los bosques de la Alhambra. Hubo también otro arco, el Arco de Las Cucharas (llamado así porque allí se vendía las cucharas de madera que usaba la gente pobre), levantado en el siglo XVI, aunque no era tal arco, sino un portillo abierto en la muralla a fin de comunicar con la calle Mesones.
En época cristiana la plaza fue escenario, como ya se ha dicho, de todo tipo de fiestas, sobre todo las del Corpus Christi. Y para presenciar tales festejos se construyó la preciosa Casa de Los Miradores, concedida por los Reyes para Casa de Cabildos antes de destinar La Madraza a ese uso. La Casa de los Miradores era diseño de Diego de Siloé (1540) y fue ejecutada por su discípulo, Pedro de Asteasu. Este edificio desapareció a consecuencia de un incendio en 1879, que también se llevó por delante el Arco de Las Cucharas, nombre que ha conservado la calle que existe en su lugar.
A través de los tiempos fue la plaza perdiendo su antigua grandeza. Tuvo una pequeña fuente llamada del Leoncillo (estaba rematada por un león coronado que sujetaba las armas de Granada) que fue trasladada posteriormente a una de sus esquinas y que perduró hasta mediados del s. XVIII. En la pared trasera del Palacio Arzobispal, que da a la plaza, hay una gran hornacina con la imagen de la Virgen de Las Angustias, obra de José Risueño en 1716. Luego la plaza se convirtió en mercado de hortalizas, (desparecido en 1837), restableciéndose la fuente que había sido eliminada. A mediados del siglo XIX se realizaron nuevas remodelaciones y se abrió la actual calle Príncipe. La Carnicería y Pescadería se trasladaron en 1880 a otros locales y se quitó la fuente del centro de la plaza.
La plaza de Bib-Rambla, tal como hoy la conocemos, se gestó a principios del siglo XX con la instalación de quioscos, un mercado permanente de flores y en 1910 se colocó la estatua de Fray Luis de Granada, trasladada luego, en 1940, a la plaza de Santo Domingo, instalándose en su lugar la Fuente de los Gigantones, que hasta entonces estuvo en el Paseo del Salón, procedente del derribado convento de San Agustín. Es esta fuente la que confiere a la plaza una seña de identidad única. Hasta la década de 1970 se podía acceder a la plaza en coche y tenía unos urinarios públicos en el subsuelo. Podría decirse que esta es la zona más transformada de la ciudad, la cual ha ido adaptándose a las necesidades de cada época hasta llegar a nuestros días sin perder su vinculación al comercio. La plaza conserva hoy su ambiente festivo, especialmente en las celebraciones de Navidad, del Día de la Cruz y, sobre todo, del Corpus Christi, con su típica exposición de carocas y los teatros de marionetas o “chacolines”