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PEDRO MARTINEZ: VIE, 21:14...

VIE, 21:14
CUESTA MARÍA LA MIEL
Una calle llena de leyendas romántica

El Albaicín es el barrio con más historia de Granada. Su ocupación permanente, por parte de los íberos, se remonta al siglo VII a. C. Eligieron para ello, las zonas más altas de la colina, por encima de la cuesta de la Alhacaba.
Los íberos construyeron un muro que rodeaba su pequeña ciudadela, y que más tarde los romanos utilizarían. Este asentamiento obtuvo el estatuto jurídico de municipium con el nombre de Florentia Iliberritana. Este municipio romano correspondería con el espacio que actualmente se extiende desde la Placeta Cristo de las Azucenas, hasta el de Las Minas y las calles Aljibe de la Gitana, Pilar Seco y María de la Miel.
En época alto-medieval, esta zona pasa a albergar silos y se preparó para que fuera apta para el cultivo. Posteriormente en la primera época musulmana, este área fue utilizada como cementerio, y en el siglo XI, bajo la dinastía zirí, toda la colina vuelve a recuperar su carácter urbano.

Algunos de los nombres de estas calles nos recuerdan románticas leyendas como es el caso de la conocida como

CUESTA MARÍA LA MIEL
Cuenta la tradición, que en época nazarí existía en esta calle un palacio donde habitaba el valeroso soldado Salam Almansur, perteneciente a las tropas de Muley-Hacen. Durante las razias contra la villa de Zahara, el adalid raptó a una hermosa doncella llamada María de Inestrosa, una cristiana que despertó la pasión del árabe. María fue encerrada en algún palacio en el entorno del Aljibe del Gato.

María de Inestrosa, estaba prometida al alférez Enrique de Saavedra, y siempre se mostró esquiva a los deseos de Salam Almansur.

Tras muchas pesquisas Enrique de Saavedra, descubrió el paradero de su amada, consiguió entrar a servir como intérprete de un rico mercader de sedas y disfrazado llegó a Granada. Sabiendo que María paseaba durante la noche por el jardín, lanzó una nota atada a un ramo de jazmines a su paso.
Al día siguiente María recogió un nuevo ramo, y se encontró con Salam que intentó conseguir por la fuerza sus favores. La cristiana se escapó y llegó al aljibe donde trató de arrojarse, pero su carcelero la detuvo cayendo las flores a las aguas. Enrique de Saavedra apareció oportunamente y consiguió arrancar de los brazos del sarraceno el grácil cuerpo de María huyendo juntos a Castilla. Se dice que los jazmines dejaron su dulzor en las aguas del aljibe para siempre..