El don de las buenas personas está en los pequeños detalles.
Las buenas personas no llevan pancartas proclamando que lo son. Traen luz en su alma, aliento en su corazón y son hábiles artesanas de dar felicidad.
Las buenas personas no llevan pancartas proclamando que lo son. Traen luz en su alma, aliento en su corazón y son hábiles artesanas de dar felicidad.