Homenaje a nuestro Mencal del paisano Manuel Lindez
Donde vais princesa
tan sola por esta tierra
deambulando por el Mencal,
llorando de esa manera.
Por la falda del Mencal
va subiendo con su llanto
sube gimiendo su desgracia,
va buscando a su amado.
Su sombra se destaca
a la luz de la Luna
vestida con su manto blanco,
va llorando su desventura.
Sus ojos negros relucen
lo mismo que dos Luceros
sus lágrimas son como perlas,
que se pierden en el firmamento.
Donde vais hermosa dama
donde vais tan triste y sola
tengo una pena tan grande,
que mi alma de pena se ahoga.
En su trono la Chimeneilla,
no deja de llorar,
donde sus lágrimas
son todo agua,
que bajando a la Erillas van.
El viento sopla del Solano
y con el se oye el llanto
y los lamentos de aquélla reyna
que aún se siguen escuchando.
Cuánto misterio tienes
y cuánta riqueza guardas
en tus entrañas Mencal,
nada ni nadie ha podido
tú misterio descifrar.
A tí te digo Mencal
mi alma se queda aquí
recorriendo tu cima y laderas,
hasta que el mundo toque su fin.
Manuel Lindez Rodríguez.
Donde vais princesa
tan sola por esta tierra
deambulando por el Mencal,
llorando de esa manera.
Por la falda del Mencal
va subiendo con su llanto
sube gimiendo su desgracia,
va buscando a su amado.
Su sombra se destaca
a la luz de la Luna
vestida con su manto blanco,
va llorando su desventura.
Sus ojos negros relucen
lo mismo que dos Luceros
sus lágrimas son como perlas,
que se pierden en el firmamento.
Donde vais hermosa dama
donde vais tan triste y sola
tengo una pena tan grande,
que mi alma de pena se ahoga.
En su trono la Chimeneilla,
no deja de llorar,
donde sus lágrimas
son todo agua,
que bajando a la Erillas van.
El viento sopla del Solano
y con el se oye el llanto
y los lamentos de aquélla reyna
que aún se siguen escuchando.
Cuánto misterio tienes
y cuánta riqueza guardas
en tus entrañas Mencal,
nada ni nadie ha podido
tú misterio descifrar.
A tí te digo Mencal
mi alma se queda aquí
recorriendo tu cima y laderas,
hasta que el mundo toque su fin.
Manuel Lindez Rodríguez.