LEYENDAS DE GRANADA..
Cuenta la leyenda que hubo una vez una princesa árabe llamada Zaira, era bella e inteligente justo lo contrario a su padre que era frío, cruel y tacaño.
La princesa viajó junto a su padre desde África y se alojaron en la Alhambra.
Durante su estancia el padre prohibía a la hija salir a la calle y relacionarse con gente, solo tenía la compañía de un talismán que le colgaba del cuello. Solía pasar todo su tiempo en un patio muy luminoso con muchas columnas. Un día se vió sorprendida por un joven que saltó los muros y entablaron una amistad.
Pero el joven fue descubierto por el padre y lo encerró en una mazmorra.
Zaira, abatida, fue a pedir explicaciones a la alcoba de su padre pero no lo encontró. Lo que si vió fue el diario de su padre, lo abrió y en una de sus páginas, escrita cuando ella solo tenía un año de edad, leyó lo siguiente: "ya he matado al rey y a la reina, de la pequeña zaira me he apiadado, gracias a mis 11 hombres he conseguido ocupar el trono. Ahora creerá que soy su padre. Espero que la princesa no se entere nunca del maleficio de su talismán".
Zaira, confusa, llamó a su padre y a sus 11 hombres de confianza y los reunió en el patio donde ella solía estar. Le preguntó al rey si aquello era verdad y este se lo confirmó.
En ese momento, el maleficio que la madre de zaira había echado sobre el colgante se activó: "el día que zaira supiera la verdad algo horrible le pasaría al rey y a sus 11 hombres".
Zaira sintió la rabia de un león y eso dió lugar a que el talismán convirtiera al rey y a sus 11 séquitos en 12 leones de piedra.
Desde entonces ese patio luminoso se conoce como El patio de los leones.
Como no podía ser de otro modo, Zaira liberó al joven y fueron felices para siempre.
Cuenta la leyenda que hubo una vez una princesa árabe llamada Zaira, era bella e inteligente justo lo contrario a su padre que era frío, cruel y tacaño.
La princesa viajó junto a su padre desde África y se alojaron en la Alhambra.
Durante su estancia el padre prohibía a la hija salir a la calle y relacionarse con gente, solo tenía la compañía de un talismán que le colgaba del cuello. Solía pasar todo su tiempo en un patio muy luminoso con muchas columnas. Un día se vió sorprendida por un joven que saltó los muros y entablaron una amistad.
Pero el joven fue descubierto por el padre y lo encerró en una mazmorra.
Zaira, abatida, fue a pedir explicaciones a la alcoba de su padre pero no lo encontró. Lo que si vió fue el diario de su padre, lo abrió y en una de sus páginas, escrita cuando ella solo tenía un año de edad, leyó lo siguiente: "ya he matado al rey y a la reina, de la pequeña zaira me he apiadado, gracias a mis 11 hombres he conseguido ocupar el trono. Ahora creerá que soy su padre. Espero que la princesa no se entere nunca del maleficio de su talismán".
Zaira, confusa, llamó a su padre y a sus 11 hombres de confianza y los reunió en el patio donde ella solía estar. Le preguntó al rey si aquello era verdad y este se lo confirmó.
En ese momento, el maleficio que la madre de zaira había echado sobre el colgante se activó: "el día que zaira supiera la verdad algo horrible le pasaría al rey y a sus 11 hombres".
Zaira sintió la rabia de un león y eso dió lugar a que el talismán convirtiera al rey y a sus 11 séquitos en 12 leones de piedra.
Desde entonces ese patio luminoso se conoce como El patio de los leones.
Como no podía ser de otro modo, Zaira liberó al joven y fueron felices para siempre.