LEYENDAS DE GRANADA
LA HISTORIA DEL CABALLO DE ALIATAR
A causa de la sonada derrota en Loja a manos de Aliatar, el suegro de Boabdil, los cristianos comandados por Fernando de Aragón se hicieron fuertes en Baena cuyo castillo regentaba don Pedro Manrique de Aguilar y allí concentraron sus fuerzas.
Aliatar decidió partir con 40 hombres para echar un vistazo previo al ataque a Baena con tan buena fortuna que apresó a don Pedro Manrique y para regresar a su campamento evitando las mesnadas del Conde de Cabra, tomó la senda de las Navas; era un camino muy estrecho, abrupto y por tanto peligroso que por las lluvias estaba resbaladizo. Por no despeñarse todos desmontaron de sus caballos y caminaron al paso. El jefe moro Aliatar y Don Pedro marchaban en vanguardia del grupo, charlando sobre otros encuentros bélicos.
En un momento dado, ambos se adelantaron al resto del grupo, lo que aprovechó Don Pedro para darle un empujón a Aliatar; éste cayó por el terraplén rodando hasta una zona con una vegetación muy densa. Don Pedro bajó detrás de él, le arrebató su puñal y se lo puso en el cuello, ordenándole que guardara silencio —pues de lo contrario lo mataba—. Cuando llegaron a su altura el resto de los musulmanes y comenzaron a buscarles entre la maleza, hizo aparición el conde de Cabra y sus caballeros; esto motivó que los guerreros musulmanes interrumpieran la búsqueda y huyeran.
Juntos el conde de Cabra, Aliatar y Manrique se pusieron a hablar de lo ocurrido y de pasados encuentros; el caudillo moro se quejó de la cobardía de sus hombres que habian huido sin combatir y comparó esa actitud cobarde con la nobleza de su caballo «Leal», que se había quedado presto, esperando a su dueño. Aliatar también se lamentó de que —al ser su prisionero— perdería para siempre a su querido caballo. Las palabras de Aliatar emocionaron tanto a Manrique y al conde de Cabra que acordaron devolver la libertad a su prisionero, y ademas a su querido caballo.
Todos montaron con el fin de seguir camino; Aliatar abría la marcha del numeroso grupo de caballeros. En un momento dado llegaron a un río muy crecido y peligroso; pero cuando se disponían a cruzarlo por donde les pareció cabal hacerlo, el caballo Leal les sorprendió negándose a cruzar por ese vado y dirigiéndose a otro lugar para atravesarlo. Resultó ser mejor y por allí cruzaron todos; y a partir de ese momento lo denominaron “El vado del moro”.
Cuando hubieron de separarse para seguir hasta sus respectivas fortalezas, Aliatar, emocionado por el hecho de los cristianos le dijo a Don Pedro que le agradecía tanto su gesto que como premio le regalaba como recuerdo a su caballo Leal.. Don Pedro aceptó y le dió el suyo a cambio. El alcaide musulmán volvió a su fortaleza y Manrique regresó a su casa montando a Leal.
Dice la tradición oral que Leal se negó a comer a partir de ese día, muriendo de pena.
Yo os lo he contado tal como lo he leído, si es Historia o es Leyenda solo lo saben Leal y don Pedro, Aliatar murió días después así mismo en la batalla, ¿se dejaría morir Leal de pena por la muerte intuida de su amo?, pensad lo que el alma os dicte, yo ya cumplí...
LA HISTORIA DEL CABALLO DE ALIATAR
A causa de la sonada derrota en Loja a manos de Aliatar, el suegro de Boabdil, los cristianos comandados por Fernando de Aragón se hicieron fuertes en Baena cuyo castillo regentaba don Pedro Manrique de Aguilar y allí concentraron sus fuerzas.
Aliatar decidió partir con 40 hombres para echar un vistazo previo al ataque a Baena con tan buena fortuna que apresó a don Pedro Manrique y para regresar a su campamento evitando las mesnadas del Conde de Cabra, tomó la senda de las Navas; era un camino muy estrecho, abrupto y por tanto peligroso que por las lluvias estaba resbaladizo. Por no despeñarse todos desmontaron de sus caballos y caminaron al paso. El jefe moro Aliatar y Don Pedro marchaban en vanguardia del grupo, charlando sobre otros encuentros bélicos.
En un momento dado, ambos se adelantaron al resto del grupo, lo que aprovechó Don Pedro para darle un empujón a Aliatar; éste cayó por el terraplén rodando hasta una zona con una vegetación muy densa. Don Pedro bajó detrás de él, le arrebató su puñal y se lo puso en el cuello, ordenándole que guardara silencio —pues de lo contrario lo mataba—. Cuando llegaron a su altura el resto de los musulmanes y comenzaron a buscarles entre la maleza, hizo aparición el conde de Cabra y sus caballeros; esto motivó que los guerreros musulmanes interrumpieran la búsqueda y huyeran.
Juntos el conde de Cabra, Aliatar y Manrique se pusieron a hablar de lo ocurrido y de pasados encuentros; el caudillo moro se quejó de la cobardía de sus hombres que habian huido sin combatir y comparó esa actitud cobarde con la nobleza de su caballo «Leal», que se había quedado presto, esperando a su dueño. Aliatar también se lamentó de que —al ser su prisionero— perdería para siempre a su querido caballo. Las palabras de Aliatar emocionaron tanto a Manrique y al conde de Cabra que acordaron devolver la libertad a su prisionero, y ademas a su querido caballo.
Todos montaron con el fin de seguir camino; Aliatar abría la marcha del numeroso grupo de caballeros. En un momento dado llegaron a un río muy crecido y peligroso; pero cuando se disponían a cruzarlo por donde les pareció cabal hacerlo, el caballo Leal les sorprendió negándose a cruzar por ese vado y dirigiéndose a otro lugar para atravesarlo. Resultó ser mejor y por allí cruzaron todos; y a partir de ese momento lo denominaron “El vado del moro”.
Cuando hubieron de separarse para seguir hasta sus respectivas fortalezas, Aliatar, emocionado por el hecho de los cristianos le dijo a Don Pedro que le agradecía tanto su gesto que como premio le regalaba como recuerdo a su caballo Leal.. Don Pedro aceptó y le dió el suyo a cambio. El alcaide musulmán volvió a su fortaleza y Manrique regresó a su casa montando a Leal.
Dice la tradición oral que Leal se negó a comer a partir de ese día, muriendo de pena.
Yo os lo he contado tal como lo he leído, si es Historia o es Leyenda solo lo saben Leal y don Pedro, Aliatar murió días después así mismo en la batalla, ¿se dejaría morir Leal de pena por la muerte intuida de su amo?, pensad lo que el alma os dicte, yo ya cumplí...