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PEDRO MARTINEZ: LEYENDAS GRANAINAS....

LEYENDAS GRANAINAS.

Él Carretero.

"La casa del miedo"
3ra. y última parte.

Paquito comenzó a oír comentarios de los vecinos a causa de la desaparecida "cerda", unos preguntaban ¿Donde ha ido la cerda? Otros ¡la habrán robado!, fue en esos comentarios, cuando nuestro protagonista se enteró a quien perteneció la dichosa marrana, sus propietarios eran los dueños de un corral de marranos que había muy cerca de la nueva carretera que se estaba construyendo para subir al Fargue.
Un corral hecho dentro de una antigua cueva, su propietario, fue quien hizo correr la voz sobre la desaparición de la marrana más grande de su corral.
Pasados unos días, una mañana Paquito, ya algo más tranquilo después de todo lo pasado con el hallazgo del tesoro, la marrana etc, cogió unas monedas del ánfora del tesoro, y bajo hasta el centro y fue directo hacia una joyeria del Zacatin, y le mostró las monedas al joyero, éste, tras observarlas bien, le dijo que eran monedas romanas, pero lo que a Paquito le interesaba era su valor, no su procedencia, entonces le preguntó ¿cuanto me darías por ellas? el joyero que tampoco tenía mucha idea de su valor, pero que estaba seguro de que serían muy valiosas, dada su antigüedad, le contestó, yo solo te puedo dar tres mil pesetas por cada una, nuestro Paquito, que de tonto no tenía ni un solo pelo, cogio las monedas del mostrador y con mucha calma se las volvió a guardar en el bolsillo, diciéndole al joyero, ¡estas no salen del bolsillo, por menos de cinco mil pesetas cada una! el joyero se quedo en cilencio y pensativo un momento, y a continuación, le dijo, ¡esta bien! ni para ti, ni para mi, te doy nueve mil pesetas por las dos monedas, Paquito aceptó.
A la vista de aquel éxito, nuestro carretero, recorrió media Andalucía vendiendo monedas, Almería, Jaén Córdoba etc, con objeto de no levantar sospechas, vendiendo todas las monedas en el mismo lugar.
Pasado un tiempo, y tras ahorrar un buen dinero, se dirigió al corral de cerdos, y le hizo una oferta por todo el terreno al propietario, éste aunque aún se lamentaba por la pérdida de la cerda, acepto.
Y allí Paquito se construyó una buena casa. Casa que durante las noches se observaban luces extrañas que iban y venían de la casa al túnel del corral y viceversa con el candil, pero los vecinos que no sabían nada de aquel asunto, a aquella casa en los alrededores de la calle Real, donde de noche se veían extrañas luces ir y venir, apagarse y encenderse, la comenzaron a llamar "la casa del miedo".
Tiempo después, Paquito pensó que tener allí aquel tesoro, le podía costar la cárcel, por lo que, tapió las dos entradas del túnel y se mudó a vivir a la otra casa en la Cuesta de San Cristóbal.
Una noche, que Paquito se encontraba en una taberna de cante en la Calle Real, el, que era un gran aficionado a este arte, y ya bastante harto de vino, le dió por cantar una "medio granaina" que decía asi:

"Quién quiera tener dinero,
sin tener que trabajar,
que se mude por mi calle,
y allí lo encontrará"

Haciendo bueno aquel dicho que dice:
"Los borrachos y los niños nunca mienten"
Al principio, los compañeros de taberna, no comprendieron muy bien el sentido de aquella letra, pero, más tarde si, y trataron de convencer a Paquito, y les contara como se había hecho tan rico, y nuestro carretero, que no era tan tonto, siempre les contestaba lo mismo;
¡Pues haciendo carricos!
FIN