LEYENDAS GRANAINAS. La Cajita de Sandalo. 2da. y última parte.
... y le dijo;.
"este manuscrito es la fórmula para descubrir un gran tesoro, un tesoro oculto por un hechizo bajo la Torre de los Siete Suelos de la Alhambra, ha de ser leído a media noche y a la luz de una vela preparada de un modo especial y con unos ingredientes que desconocemos"
Fue en ese momento, cuando Perejil le enseño la vela a su amigo el musulmán, en ella estaba grabado el resto;
"mientras está vela permanezca encendida se abrirán los más fuertes muros, pero, cuando la vela se apague, desgraciado de aquel que se quede dentro, pues permanecerá sepultado para siempre en compañía del tesoro"
Tras escuchar lo que había traducido su amigo, el musulmán, Perejil le propuso al comerciante acudir esa misma noche a la Torre de los Siete Suelos, hacer el susodicho ritual y repartirse el tesoro entre los dos.
Así fue, esa misma noche emprendieron camino hacia citado lugar en la Alhambra, y una vez en la entrada de la la torre, y siguiendo las instrucciones del pergamino, localizaron el lugar exacto.
Esperaron hasta que oyeron las campanadas de la media noche, y entonces, encendieron la vela, y el musulmán comenzó a leer el manuscrito, fue terminar de hacerlo y la tierra empezó a temblar, abriéndose bajo sus pies dejando al descubierto una especie de gruta con un tramo de escalera. Perejil y el musulmán, no lo dudaron ni un instante, y tras descender por la escalera un pasillo les llevó hasta la bóveda que contenía el tesoro, una inmensa montaña de joyas, oro y monedas.
Perejil y su compinche tomaron algunas de aquellas joyas, entonces acordaron en volver otra noche conforme lo fueran necesitando.
El humilde aguador Perejil, corrió a su casa y le mostró las joyas a su mujer, contándole todo lo sucedido con el pergamino y el tesoro, sin saber que su vecino Pedro el peluquero, les estaba escuchando, ya que nunca los dejó de vigilar sospechando que el anciano les había dejado algo más que una cajita de sandalo.
Tras escuchar lo que Perejil le había contado a su mujer, el peluquero fue inmediatamente a hablar de nuevo con el alcayde.
Y claro el alcayde volvió a llamar a Perejil a su presencia, y tras contarle todo lo que le había dicho el peluquero, el aguador Perejil y el musulmán, no tuvieron más remedio que llegar a un acuerdo y repartir el tesoro con ellos.
Esa misma noche, se volvieron a presentar los cuatro en la Torre de los Siete Suelos, y vuelta a empezar con el ritual, el aguador Perejil encendió la vela, el musulmán comenzó a leer el manuscrito y la tierra se abrió bajo sus pies.
Bajaron los cuatro, todos empezaron a cojer lo que podían, el Perejil y el musulmán, considerando que ya tenían suficiente subieron las escaleras hasta la salida, pero el barbero chivato y el avaro alcayde nunca tenían suficiente, y se negaban a subir, fue entonces, cuando el musulmán sopló la vela, y la entrada se cerro... Perejil sofocado, le dijo;
¡pero, que has hecho!
El comerciante musulmán, solo se limitó a decir;
¡A sido voluntad de Ala!
y dicho ésto, tiró la vela al duelo, y la pisó.
FIN
... y le dijo;.
"este manuscrito es la fórmula para descubrir un gran tesoro, un tesoro oculto por un hechizo bajo la Torre de los Siete Suelos de la Alhambra, ha de ser leído a media noche y a la luz de una vela preparada de un modo especial y con unos ingredientes que desconocemos"
Fue en ese momento, cuando Perejil le enseño la vela a su amigo el musulmán, en ella estaba grabado el resto;
"mientras está vela permanezca encendida se abrirán los más fuertes muros, pero, cuando la vela se apague, desgraciado de aquel que se quede dentro, pues permanecerá sepultado para siempre en compañía del tesoro"
Tras escuchar lo que había traducido su amigo, el musulmán, Perejil le propuso al comerciante acudir esa misma noche a la Torre de los Siete Suelos, hacer el susodicho ritual y repartirse el tesoro entre los dos.
Así fue, esa misma noche emprendieron camino hacia citado lugar en la Alhambra, y una vez en la entrada de la la torre, y siguiendo las instrucciones del pergamino, localizaron el lugar exacto.
Esperaron hasta que oyeron las campanadas de la media noche, y entonces, encendieron la vela, y el musulmán comenzó a leer el manuscrito, fue terminar de hacerlo y la tierra empezó a temblar, abriéndose bajo sus pies dejando al descubierto una especie de gruta con un tramo de escalera. Perejil y el musulmán, no lo dudaron ni un instante, y tras descender por la escalera un pasillo les llevó hasta la bóveda que contenía el tesoro, una inmensa montaña de joyas, oro y monedas.
Perejil y su compinche tomaron algunas de aquellas joyas, entonces acordaron en volver otra noche conforme lo fueran necesitando.
El humilde aguador Perejil, corrió a su casa y le mostró las joyas a su mujer, contándole todo lo sucedido con el pergamino y el tesoro, sin saber que su vecino Pedro el peluquero, les estaba escuchando, ya que nunca los dejó de vigilar sospechando que el anciano les había dejado algo más que una cajita de sandalo.
Tras escuchar lo que Perejil le había contado a su mujer, el peluquero fue inmediatamente a hablar de nuevo con el alcayde.
Y claro el alcayde volvió a llamar a Perejil a su presencia, y tras contarle todo lo que le había dicho el peluquero, el aguador Perejil y el musulmán, no tuvieron más remedio que llegar a un acuerdo y repartir el tesoro con ellos.
Esa misma noche, se volvieron a presentar los cuatro en la Torre de los Siete Suelos, y vuelta a empezar con el ritual, el aguador Perejil encendió la vela, el musulmán comenzó a leer el manuscrito y la tierra se abrió bajo sus pies.
Bajaron los cuatro, todos empezaron a cojer lo que podían, el Perejil y el musulmán, considerando que ya tenían suficiente subieron las escaleras hasta la salida, pero el barbero chivato y el avaro alcayde nunca tenían suficiente, y se negaban a subir, fue entonces, cuando el musulmán sopló la vela, y la entrada se cerro... Perejil sofocado, le dijo;
¡pero, que has hecho!
El comerciante musulmán, solo se limitó a decir;
¡A sido voluntad de Ala!
y dicho ésto, tiró la vela al duelo, y la pisó.
FIN