El ave que se enamoró de un pez
Existió una vez una alegre ave que surcaba los cielos, una que casi siempre estaba sola, por que le encantaba volar, se sentía parte de aire y del cielo, no como las otras, que le recriminaban que no hacía lo suficiente para vivir en la tierra... pero ella hacía todo eso, en conjunto con su planear...
Un día, volando sobre el mar, desvió su mirada y observó un hermoso pez, uno que cambiaba de colores y brillaba con los reflejos del sol... Ese hermoso pez, le atrajo la vista, y la hizo sentir más animada de lo habitual, la alegre ave decidió volver a verlo...
Luego de eso, el ave visitaba cada tarde al pez, al principio solo observándolo, luego, con el tiempo decidió acercarse a él, después de todo era un ave pequeña y el pez no tendría que temer. Al principio le costó llegar al mar, solo podía sobrevolarlo, pues ella no estaba hecha para nadar, como los patos o gaviotas... pero deseaba demasiado encontrarse con él...
Así comenzaron a hablar y a atraerse mutuamente, el ave aprendió a flotar, y el pez se mantenía muy cerca de la superficie...
Pasó tanto tiempo, que decidieron estar juntos siempre, tanto era su cariño mutuo... solo deseaban verse siempre...
Eran felices, a veces existían discusiones, pero se mantenían alegres y dichosos por su decisión...
La ave se acostumbró demasiado al flotar, al sumergir la cabeza, a tal punto, que poco a poco dejó su pasión por el vuelo, de manera que no se daba cuenta, y en contra de su propia naturaleza decidió vivir en el mar, solo para estar cerca del hermoso pez...
La ave, comenzó a olvidar como volar, lo que no le importó, por que estaría siempre con su amado pez, nunca más necesitaría volar...
Pero un día, luego de una discusión, el pez se sumergió y no volvió a salir... se sumergió muy hondo, de manera que se veía tan solo su brillo... La ave, luego de esperar un poco, comenzó a llamarlo a gritos, con la cabeza bajo el agua... y nada sucedía... por dias intentó hacer que volviera, pero el pez no daba señales de vida... un día, ese pez le habló desde bastante lejos, desde donde solo podía distinguir algunos brillos de colores... le dijo que había decidido volver a lo hondo del mar, que se había cansado de estar en la superficie, y que ya no quería estar con ella en la superficie...
La ave, no supo que hacer... por días se quedó ahí, pensando y no entendiendo lo que había pasado... Con el tiempo, se dio cuenta de que no tenía nada que hacer ahí, en el agua... en ese mismo momento extendió sus alas, y al tratar de remontar el vuelo, se dio cuenta de que había olvidado como hacerlo... y que sus alas, estaban muy estropeadas... era tan deprimente...
Luego de eso, se dedicó a tratar de sanar sus alas y recordar como volar... pero era tan dificil... y ahora sin su amado pez... nada se entendía... nada era nada...
Un ave... enamorada de un pez... pueden ser felices... pero no tienen donde vivir... y si uno deja todo por el otro, puede que ese otro se vaya un día... y el uno se quede en ese mar, sin poder volver a volar...
Existió una vez una alegre ave que surcaba los cielos, una que casi siempre estaba sola, por que le encantaba volar, se sentía parte de aire y del cielo, no como las otras, que le recriminaban que no hacía lo suficiente para vivir en la tierra... pero ella hacía todo eso, en conjunto con su planear...
Un día, volando sobre el mar, desvió su mirada y observó un hermoso pez, uno que cambiaba de colores y brillaba con los reflejos del sol... Ese hermoso pez, le atrajo la vista, y la hizo sentir más animada de lo habitual, la alegre ave decidió volver a verlo...
Luego de eso, el ave visitaba cada tarde al pez, al principio solo observándolo, luego, con el tiempo decidió acercarse a él, después de todo era un ave pequeña y el pez no tendría que temer. Al principio le costó llegar al mar, solo podía sobrevolarlo, pues ella no estaba hecha para nadar, como los patos o gaviotas... pero deseaba demasiado encontrarse con él...
Así comenzaron a hablar y a atraerse mutuamente, el ave aprendió a flotar, y el pez se mantenía muy cerca de la superficie...
Pasó tanto tiempo, que decidieron estar juntos siempre, tanto era su cariño mutuo... solo deseaban verse siempre...
Eran felices, a veces existían discusiones, pero se mantenían alegres y dichosos por su decisión...
La ave se acostumbró demasiado al flotar, al sumergir la cabeza, a tal punto, que poco a poco dejó su pasión por el vuelo, de manera que no se daba cuenta, y en contra de su propia naturaleza decidió vivir en el mar, solo para estar cerca del hermoso pez...
La ave, comenzó a olvidar como volar, lo que no le importó, por que estaría siempre con su amado pez, nunca más necesitaría volar...
Pero un día, luego de una discusión, el pez se sumergió y no volvió a salir... se sumergió muy hondo, de manera que se veía tan solo su brillo... La ave, luego de esperar un poco, comenzó a llamarlo a gritos, con la cabeza bajo el agua... y nada sucedía... por dias intentó hacer que volviera, pero el pez no daba señales de vida... un día, ese pez le habló desde bastante lejos, desde donde solo podía distinguir algunos brillos de colores... le dijo que había decidido volver a lo hondo del mar, que se había cansado de estar en la superficie, y que ya no quería estar con ella en la superficie...
La ave, no supo que hacer... por días se quedó ahí, pensando y no entendiendo lo que había pasado... Con el tiempo, se dio cuenta de que no tenía nada que hacer ahí, en el agua... en ese mismo momento extendió sus alas, y al tratar de remontar el vuelo, se dio cuenta de que había olvidado como hacerlo... y que sus alas, estaban muy estropeadas... era tan deprimente...
Luego de eso, se dedicó a tratar de sanar sus alas y recordar como volar... pero era tan dificil... y ahora sin su amado pez... nada se entendía... nada era nada...
Un ave... enamorada de un pez... pueden ser felices... pero no tienen donde vivir... y si uno deja todo por el otro, puede que ese otro se vaya un día... y el uno se quede en ese mar, sin poder volver a volar...