LEYENDAS GRANAINAS."El Tesoro del Comerciante"
Cuenta la leyenda que en una antigua casa de una estrecha calle del Albaycin, y durante una fría y lluviosa noche, se celebraba un velatorio. El dueño de dicha casa, era un conocido comerciante de Granada, que había fallecido.
Entre pésame y pésame, los vecinos formaban corrillos en los que un comentario era el protagonista,
"el difunto comerciante, había dejado un gran tesoro escondido el algún lugar de la casa, que ni siquiera la mismísima viuda conocía"
Ella, no dejó pasar muchos días tras el entierro de su amado esposo, para empezar a buscar ese fabuloso tesoro.
Pero por más que lo buscaron, no consiguieron dar con su escondite.
Desesperados ya, decidieron ir en busca de una mujer, que decían, era descendiente de moros y gozaba de fama de bruja y hechicera. Tras localizarla y contarle la historia del tesoro, está les indico que estas riquezas se encontraban ocultas en el lavadero de la casa, pero, que para poder encontrarlas, la viuda tendría que bajar "sola" hasta el lavadero durante diez noches consecutivas y sin "luz" alguna. Y que tras la última noche, vería a un carnero pequeñito con los cuernos dorados y emanando tal brillo, que el mismo les guiaria hasta el lugar donde se encontraba el tesoro.
La viuda, no lo dudó ni un momento, y siguiendo todas las instrucciones que le había dado la bruja-hechicera, en la última noche, vió al carnero, y siguiendo los haces de luz que desprendían sus cuernos, descubrió por fin el tesoro.
A los pocos días, contrajo matrimonio con su "primo"...
Las murmuraciones de los vecinos, no tardaron en llegar, asombrados del poderío, riquezas, joyas y derroches de la nueva pareja. La "Inquisición" (como siempre), no tardó en tomar partido, y averiguó torturando a la bruja-hechicera, como había aparecido tal riqueza.
Cuentan que, tras la averiguaciones de la Santa Inquisición, dichas riquezas se habían obtenido a base de "trapicheos" turbios e ilícitos del difunto comerciante, por lo que le fue confiscado y arrebatado al joven matrimonio, además del "consiguiente castigo".
Hoy día, esta estrecha callejuela del bajo Albaycin, también se la conoce como
"La Calle del Carnero" en memoria de esta vieja leyenda.
Cuenta la leyenda que en una antigua casa de una estrecha calle del Albaycin, y durante una fría y lluviosa noche, se celebraba un velatorio. El dueño de dicha casa, era un conocido comerciante de Granada, que había fallecido.
Entre pésame y pésame, los vecinos formaban corrillos en los que un comentario era el protagonista,
"el difunto comerciante, había dejado un gran tesoro escondido el algún lugar de la casa, que ni siquiera la mismísima viuda conocía"
Ella, no dejó pasar muchos días tras el entierro de su amado esposo, para empezar a buscar ese fabuloso tesoro.
Pero por más que lo buscaron, no consiguieron dar con su escondite.
Desesperados ya, decidieron ir en busca de una mujer, que decían, era descendiente de moros y gozaba de fama de bruja y hechicera. Tras localizarla y contarle la historia del tesoro, está les indico que estas riquezas se encontraban ocultas en el lavadero de la casa, pero, que para poder encontrarlas, la viuda tendría que bajar "sola" hasta el lavadero durante diez noches consecutivas y sin "luz" alguna. Y que tras la última noche, vería a un carnero pequeñito con los cuernos dorados y emanando tal brillo, que el mismo les guiaria hasta el lugar donde se encontraba el tesoro.
La viuda, no lo dudó ni un momento, y siguiendo todas las instrucciones que le había dado la bruja-hechicera, en la última noche, vió al carnero, y siguiendo los haces de luz que desprendían sus cuernos, descubrió por fin el tesoro.
A los pocos días, contrajo matrimonio con su "primo"...
Las murmuraciones de los vecinos, no tardaron en llegar, asombrados del poderío, riquezas, joyas y derroches de la nueva pareja. La "Inquisición" (como siempre), no tardó en tomar partido, y averiguó torturando a la bruja-hechicera, como había aparecido tal riqueza.
Cuentan que, tras la averiguaciones de la Santa Inquisición, dichas riquezas se habían obtenido a base de "trapicheos" turbios e ilícitos del difunto comerciante, por lo que le fue confiscado y arrebatado al joven matrimonio, además del "consiguiente castigo".
Hoy día, esta estrecha callejuela del bajo Albaycin, también se la conoce como
"La Calle del Carnero" en memoria de esta vieja leyenda.