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PEDRO MARTINEZ: Ella esperaba, cada mañana la llamada para que le confirmara...

Ella esperaba, cada mañana la llamada para que le confirmara que sería abuela. Ella esperaba ser abuela, pero sus hijos tenían otros planes.
Pero cuando dejó de esperar y la vida ya le pesaba en la espalda y al caminar sus pies barrían el piso, llegó la noticia esperada.
Pero ella ya no tenía tiempo. A ella ya le habían golpeado la puerta para marchar. Pero pudo irse con una sonrisa...