Poema de Ibn Zamrak, escrito en la taza original de la fuente de los Leones que fue construida bajo el reinado del sultan Muhammad V, al cual se lo dedicó el poeta, y dice asi;
Bendito sea aquel que
otorgó al imán Mohamed
las bellas ideas para
engalanar sus mansiones.
¿Acaso no hay en
ese jardín maravillas
que Dios ha hecho
incomparables
en su hermosura
y una escultura de
perlas de trasparente
claridad,
cuyos bordes se
decoran con
orla de aljófar?
Plata fundida
corre entre las perlas,
a las que asemeja
belleza alba y pura.
En apariencia,
agua y mármol
parecen confundirse,
sin que sepamos
cuál de ellos se desliza.
¿No ves como el agua
se derrama en la taza,
pero sus caños la
esconden enseguida?
Es un amante
cuyos párpados
rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde
por miedo a un delator.
¿No es, en realidad,
una blanca nube
que vierte en los
leones sus acequias.
Y parece la mano
del califa, que, de
mañana prodiga
a los leones de
la guerra sus favores?
Quién contempla a
los leones en
aptitud amenazante,
sabe que, sólo el
respeto al imán
contiene su enojo.
¿Oh, descendiente
de los Ansares,
y no por línea
indirecta
herencia de nobleza
que a los fautos
desestima:
Que la paz de Dios
sea contigo y
pervivas incólume
renovando tus
festines y afligiendo
a tus enemigos.
Ibn Zamrak.
Bendito sea aquel que
otorgó al imán Mohamed
las bellas ideas para
engalanar sus mansiones.
¿Acaso no hay en
ese jardín maravillas
que Dios ha hecho
incomparables
en su hermosura
y una escultura de
perlas de trasparente
claridad,
cuyos bordes se
decoran con
orla de aljófar?
Plata fundida
corre entre las perlas,
a las que asemeja
belleza alba y pura.
En apariencia,
agua y mármol
parecen confundirse,
sin que sepamos
cuál de ellos se desliza.
¿No ves como el agua
se derrama en la taza,
pero sus caños la
esconden enseguida?
Es un amante
cuyos párpados
rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde
por miedo a un delator.
¿No es, en realidad,
una blanca nube
que vierte en los
leones sus acequias.
Y parece la mano
del califa, que, de
mañana prodiga
a los leones de
la guerra sus favores?
Quién contempla a
los leones en
aptitud amenazante,
sabe que, sólo el
respeto al imán
contiene su enojo.
¿Oh, descendiente
de los Ansares,
y no por línea
indirecta
herencia de nobleza
que a los fautos
desestima:
Que la paz de Dios
sea contigo y
pervivas incólume
renovando tus
festines y afligiendo
a tus enemigos.
Ibn Zamrak.