-25% solo aquí

PEDRO MARTINEZ: LEYENDAS GRANAINAS....

LEYENDAS GRANAINAS.

Haifa "la Sultana"

Cuenta la leyenda, que hace mucho, mucho tiempo, cuando la media luna ondeaba en la Torre de la Vela, la ciudad de Granada gozaba de una floreciente industria textil.

En una de las muchas tintorerías había un matrimonio poco avenido, ya que la esposa de Yusuf que era una mujer muy bella pero con un gran defecto, su único amor era el oro y las joyas.

Haifa, que así se llamaba, iba siempre muy bien vestida y engalanada con las mejores alhajas que el pobre Yusuf le regalaba a pesar de que el negocio de tintar la seda no era presisamente una mina de oro debido a la gran competencia.

A pesar de la penosa economía, Haifa aparentaba ser una mujer de alta alcurnia y gran fortuna, siendo el hazmerreir de sus vecinos que la apodaron
"la sultana".

Un día, las cuentas no le cuadraron a Yusuf, que le sugirió a su esposa que empeñara algunas de sus alhajas, pero el grito que le soltó Haifa a su esposo negando tal petición se oyó en todo el Darro y proximidades.

Viendo Yusuf que está situación era insostenible y que iba a la ruina más inminente, comenzó a fraguar un plan.

Así pues, una noche sin luna le comentó a su esposa que en un recodo del río, bajo el embovedado, tenía una tinaja con sedas inmersas en "purpura de tiro" el tinte más preciado y caro de todos los tintes, y que lo guardaba allá para protegerlo de la competencia.

Yusuf le prometió a Haifa el mejor trozo de seda para un vestido del que sería la envidia del barrio, un vestido de púrpura de tiro! Así engañada la llevó al Río Darro y teniendo el ánfora preparada, le dijo que se metiera dentro para escoger la seda, una vez dentro de un tajo le cortó la yugular y tapó la vasija con una gruesa madera.

Pasaban los días y cada noche Yusuf iba a comprobar que nadie había descubierto su crimen, y asegurarse de que la tinaja seguía perfectamente cerrada.

Pero los remordimientos martirizaban al viudo, por lo que optó por recuperar el cadáver de su esposa, darle sepultura y entregarse a la justicia, pero cual fue su sorpresa cuando al abrir la tinaja, esta solo contenía un fuerte olor a tinte rojo sangre y ni rastro del cuerpo de Haifa, con las manos manchadas Yusuf salió corriendo río abajo y nadie más supo de él.

Dicen los más viejos del barrio, que cuando un hombre se adentra en el embovedado del río Darro, es mejor que lleve una buena bolsa de oro y joyas como peaje por pasar por el inframundo, pues puede costarle la vida si no satisface a Haifa "la Sultana"...