EL FANTASMA DEL HOSPITAL MATERNO INFANTIL DE GRANADA.
La fecha es 1985. En aquel año el Materno Infantil ya era una referencia sanitaria en la capital granadina no solo para el parto de bebés sino para otro tipo de especialidades como las operaciones relacionadas con tumores. Precisamente una de esas operaciones desembocó en algo inexplicable.
Un día, una joven agitada y con el rostro propio de quien está asustado se acercó a la recepción del hospital a pedirle a una enfermera información sobre su madre. Esta le dijo que su madre acababa de ser operada de un tumor pero que no se preocupase que todo parecía haber salido bien y le dijo en qué habitación se encontraba.
Sin embargo la joven no se sintió cómoda con la respuesta y tras unos minutos volvió a la recepción a pedir hablar con el médico que había atendido a su madre. La enfermera le dijo que le tranquilizase y la puso en contacto con la anestesista para que la acompañase hasta la habitación y le contara como había ido la operación.
Pero la joven volvió una tercera más a las puertas del hospital insistiendo en querer ver al médico. Por lo que la enfermera llamó a la anestesista para contarle lo sucedido. En ese momento ambas se quedaron sorprendidas porque ante las dos estaba una joven que les pedía la misma información. La anestesista no se lo podía creer y dejó encerrada a la joven en una sala de espera para evitar que pudiera haber algún movimiento sospechoso.
Cuando después trataron de encontrar a la joven nunca dieron con ella. Y a los pocos días, cuando la mujer que había sido operada se recuperó, tanto la enfermera como la anestesista fueron a hablar con ella para contarle lo sucedido. Al ver que había una foto de la joven junto a la mujer se quedaron más tranquilas y le relataron lo que habían vivido. Lo que no esperaban es que la familia les echase de la habitación porque estaban hablando de una hija que había fallecido dos años antes.
La fecha es 1985. En aquel año el Materno Infantil ya era una referencia sanitaria en la capital granadina no solo para el parto de bebés sino para otro tipo de especialidades como las operaciones relacionadas con tumores. Precisamente una de esas operaciones desembocó en algo inexplicable.
Un día, una joven agitada y con el rostro propio de quien está asustado se acercó a la recepción del hospital a pedirle a una enfermera información sobre su madre. Esta le dijo que su madre acababa de ser operada de un tumor pero que no se preocupase que todo parecía haber salido bien y le dijo en qué habitación se encontraba.
Sin embargo la joven no se sintió cómoda con la respuesta y tras unos minutos volvió a la recepción a pedir hablar con el médico que había atendido a su madre. La enfermera le dijo que le tranquilizase y la puso en contacto con la anestesista para que la acompañase hasta la habitación y le contara como había ido la operación.
Pero la joven volvió una tercera más a las puertas del hospital insistiendo en querer ver al médico. Por lo que la enfermera llamó a la anestesista para contarle lo sucedido. En ese momento ambas se quedaron sorprendidas porque ante las dos estaba una joven que les pedía la misma información. La anestesista no se lo podía creer y dejó encerrada a la joven en una sala de espera para evitar que pudiera haber algún movimiento sospechoso.
Cuando después trataron de encontrar a la joven nunca dieron con ella. Y a los pocos días, cuando la mujer que había sido operada se recuperó, tanto la enfermera como la anestesista fueron a hablar con ella para contarle lo sucedido. Al ver que había una foto de la joven junto a la mujer se quedaron más tranquilas y le relataron lo que habían vivido. Lo que no esperaban es que la familia les echase de la habitación porque estaban hablando de una hija que había fallecido dos años antes.