3 meses GRATIS

PEDRO MARTINEZ: Lágrima del desierto....

Lágrima del desierto.

Yo te lo decía todo con la mirada, pero tú nunca leías en mis ojos.

Cuenta una leyenda que había un hombre deseado, misterioso, solitario. Vivía en el más profundo desierto, un lugar lleno de belleza por las riquezas que escondía. Hasta allí se acercaban por el misterio que atraía.

Una día la curiosidad de una joven le preguntó a su padre el secreto y misterio que escondía ese lugar y el por qué nadie conseguía entrar en él. Su padre miróa esa bella joven y le dijo: "en ese lugar vive un hombre solitario incapaz de amar, le robaron el corazón y a cambio le dejaron una lágrima que cada noche deja caer sobre el desierto. Hasta allí llegaban miles de bellas mujeres para saciar su sed pero ninguna ha podido mirar su interior ni secar esa lágrima que no deja de caer. Sus ojos se congelaron tras esa lágrima y no consigue ver más allá de ellos. Así vive día a día con la esperanza de que esa lágrima desaparezca."

La joven que escuchaba atenta a lo que su buen padre le contaba, la curiosidad le invadía, quería correr a ese lugar. Sin pensarlo dos veces cogió algo de agua y comida y decidió ir hasta allí. Al llegar vió a un hombre cerca de una gran puerta donde sin miedo se acerco a él y le dijo: " ¿Es aquí donde vive?"; Sin levantar la vista del suelo le contestó: "Si, ¿qué desea?. Ella tímida le contestó, "tan sólo mirarte a los ojos para ver que tan ciego estás". Él le contestó que quizás en su mirada solo vea frialdad y vacío, que era mejor que continuara su camino. Ella llevaba un pañuelo en su mano,, quiso secarle esa gotas de sudor que le caían cuando una fuerte mano la agarro para que no lo hiciera, ella lo cogió dulcemente por la cara, fijando su mirada en sus ojos, por un momento quiso correr y perderse pero algo sucedió. Su mirada la atrapó, sintió por momentos que el corazón se paraba mientras en los ojos de él, lágrimas no cesaban de caer por su rostro.
Con el pañuelo seco cada una de ellas, así pudo ver la belleza que nadie hasta ahora había visto, una mirada capaz de atravesar el alma. Él con la mirada fija le dijo: "el corazón me robaron cuando me di cuenta que nadie miraba en mi interior, mi corazón se fue secando poco a poco, tan sólo estas lágrimas son las que me ayudan a no mirar lo que nadie sabe hacer. Cuando miran mi rostro todos se marchan sin dar la oportunidad de mirar lo que no se puede ver. La verdadera belleza se encuentra en el interior. Tú has sido capaz de verla y en mis ojos no has visto frialdad tan solo unas lágrimas caídas por soledad."