Rebaja tu factura AQUÍ

PEDRO MARTINEZ: Leyenda de la yerba mate...

Leyenda de la yerba mate

Cuenta una leyenda que en las altas montañas argentinas, muy cerca de las cataratas de Iguazú, existía una población llamada Misiones, oculta entre el verde y frondoso bosque.

La luna, Yací, no podía ver nada desde arriba, porque las enormes hojas de los árboles le tapaban la visión.

– ¡Me encantaría poder ver algo más de Misiones!– suspiraba Yací, llena de curiosidad.

A Yací se le ocurrió una cosa: bajar a la tierra durante unas horas para descubrir algo más de ese misterioso lugar. Pero no quería ir sola, así que convenció a su buena amiga la nube, llamada Araí, y juntas descendieron a la Tierra bajo la forma de dos hermosas jóvenes.

Las dos estuvieron andando por Misiones mucho tiempo, acercándose de forma discreta para no ser descubiertas. Al fin vieron desde abajo la grandeza de las cataratas de Iguazú, el maravilloso porte de los árboles con sus inmensas hojas, y la simpática forma de caminar de las personas de Misiones. Pero, cuando ya iban a volver, les asaltó sin que pudieran escucharle un sigiloso y feroz guepardo.

Las chicas se asustaron y se quedaron paralizadas, sin poder reaccionar. Pero entonces, una certera flecha acabó con el animal. El joven cazador, que había visto la escena, no dudó en actuar para salvar la vida de las muchachas. Sin embargo, cuando se acercó para ver qué tal estaban, no vio más que un claro del bosque vacío e iluminado por un rayo de luna.

El muchacho, extrañado por aquel suceso, se fue dormir. Pero esa noche tuvo un sueño muy extraño: dos muchachas bellas y muy pálidas se aparecieron en sueños, le miraron a los ojos y le dieron las gracias por haberles salvado la vida. En agradecimiento, le dijeron, encontraría a la mañana siguiente un nuevo árbol, de hojas fuertes y ovaladas. Con esas hojas, le explicaron que podría hacer una infusión milagrosa, capaz de dar energía y curar muchos males.

Y así fue: al día siguiente, el joven guerrero encontró a la salida de su casa una planta que no había visto antes. Tenía las hojas grandes y ovaladas, tal y como dijeron las mujeres.

Las preparó como le indicaron en sueños, calentando las hojas en una vasija con agua, y bebió el brebaje. Le dio a probar la nueva bebida a todos los habitantes del poblado. Y ésta bebida fue pasando de generación en generación hasta nuestros días. La llamaron: mate.