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PEDRO MARTINEZ: La ventana...

La ventana

Hace mucho tiempo según cuentan los ancianos, existia una doncella, de nombre Ludmila, que fue obligaba a contraer matrimonio con un señor autoritario y malvado.

Como ella se negó, fue confinada en lo alto de la torre, allí permaneció encerrada por mucho tiempo.

Siempre mirando las estrellas desde la pequeña ventana, cada noche pensaba si tuviera alas podría volar lejos y escapar del castillo de sus tios.

Tan solo un pequeño recipiente con agua para lavarse y una vieja cama, eran sus enseres, la comida era traída por un sirviente una vez al día.

Cierto día, al caer la tarde, una hermosa ave se posó en el marco de la ventana, con un canto melodioso la deleitó por horas, al llegar la medianoche partió en vuelo rápido para perderse en la oscuridad.

Cada atardecer ocurría lo mismo, la magnífica ave se presentaba y cantaba hasta la medianoche y luego partía.

Uno de esos dias a la doncella se le ocurrió que el ave quizás tendría sed, y con el recipiente de agua que había en la torre lo acercó a la ventana.

Para su asombro el ave comenzó a bañarse, pero, no cantó y al llegar la medianoche partió como todos los días.

Esto se repitió seis días. Ella decidió dejarle el agua para que se bañe, pero tenía tristeza pues el ave no cantaba.

Al finalizar el sexto día el ave le dijo, con este agua mañana te bañas y luego partimos.

Al día siguiente ella se mojó con el agua del recipiente, mientras el ave cantaba, al llegar la medianoche Ludmila se convirtió en ave y salieron volando, a la par.

Muy pronto llegaron a un castillo, donde el ave se transformó en el amigo de la infancia de la doncella, mientras ella también regresaba a su forma humana.

Y cuentan por allí que vivieron felices rodeados de hijos y muchas aves coloridas que comían los frutos del huerto.