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PEDRO MARTINEZ: El gitano que esquiló un perro...

El gitano que esquiló un perro

Estaba un carpintero puliendo y cortando madera a la puerta de su carpintería. Tumbado a su lado había un perro de aguas, de largo pelo enmarañado.

Pasó por allí entonces un gitano que, al ver al perro desgreñado, dijo:

– Compadre, ¿quiere usted que esquile al perro?

El carpintero, sin dejar de trabajar y encogiéndose de hombros, respondió:

– Pues vale.

Así que el gitano sacó unas tijeras que guardaba en una bolsa y comenzó a cortar el pelo al perro.

– ¿Y quiere usted que le deje un poco de patillas a los lados?

El carpintero, sin mirarle, se volvió a encoger de hombros y dijo:

– Pues vale.

Continuó con su trabajo el gitano, y preguntó:

– ¿Y si le dejo una bolita en la cola, que estará tan gracioso?

De nuevo, el carpintero se encogió de hombros y dijo:

– ¡Pues vale!- y dijo esto a modo de ‘me importa un comino’.

Y el gitano se afanó en dejar la bolita perfecta en la cola y preguntó de nuevo:

– ¿Le dejo algunos pelos largos en las patas?

Y, ¿qué respondió el carpintero?

– ¡Pues vale!

Y así, el gitano terminó de esquilar al perro y contempló su obra maestra. Ciertamente, el perro de lanas parecía otro. ¡Había quedado muy bien!

– Mire usted qué guapo está ahora el perro- dijo el gitano.

– Sí que lo está, mucho mejor que antes, sí- dijo el carpintero mirando al perro, que salió disparado por la calle y le perdió de vista.

– Bien, pues ahora tendrá que pagarme algo por el trabajo- dijo el gitano.

– ¿Pagar yo? ¿Y por qué? ¡Si ese perro no es mío!