La leyenda de Las flores de la luna llena
En la Sierra de Cádiz, según cuenta la leyenda, los días de luna llena nacen dos flores, una de ella de una forma muy bella, y la otra «poco atractiva», nacen juntas, una al lado de otra.
Muy pocos son los que han podido verlas.
Algunos de lo que lo hicieron, acabaron afirmando que solo han sido alucinaciones.
Cuenta la misma leyenda, que en cierta ocasión, un labrador las vio, una de ella le resultó tan hermosa, que la cortó para llevarla a su mujer, cuando fue a entregársela, la flor había desaparecido.
En la siguiente luna llena, volvió al lugar en el que había visto las flores, pero en esta ocasión solo había salido la «no tan hermosa», decidió dejarla, porque si la cortaba, sabía que nunca más volvería a verla.
La leyenda sigue añadiendo, que a estas flores no le gusta la luz, por lo que nacen en lugares donde no puede darle el resplandor de la luna llena, y ellas brillan con su propia luz.
Otro de las personas que han conseguido ver estas flores, es un pintor, que quedó maravillado ante tanta belleza, no las cortó, pero si las grabó en su memoria para pintarlas, sin embargo, era tan real el cuadro que realizó que nunca ha querido exponerlo.
En la Sierra de Cádiz, según cuenta la leyenda, los días de luna llena nacen dos flores, una de ella de una forma muy bella, y la otra «poco atractiva», nacen juntas, una al lado de otra.
Muy pocos son los que han podido verlas.
Algunos de lo que lo hicieron, acabaron afirmando que solo han sido alucinaciones.
Cuenta la misma leyenda, que en cierta ocasión, un labrador las vio, una de ella le resultó tan hermosa, que la cortó para llevarla a su mujer, cuando fue a entregársela, la flor había desaparecido.
En la siguiente luna llena, volvió al lugar en el que había visto las flores, pero en esta ocasión solo había salido la «no tan hermosa», decidió dejarla, porque si la cortaba, sabía que nunca más volvería a verla.
La leyenda sigue añadiendo, que a estas flores no le gusta la luz, por lo que nacen en lugares donde no puede darle el resplandor de la luna llena, y ellas brillan con su propia luz.
Otro de las personas que han conseguido ver estas flores, es un pintor, que quedó maravillado ante tanta belleza, no las cortó, pero si las grabó en su memoria para pintarlas, sin embargo, era tan real el cuadro que realizó que nunca ha querido exponerlo.