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PEDRO MARTINEZ: Las Adelfas...

Las Adelfas
¿Por qué a las niñas, a las muchachas, a las jóvenes y a las mujeres en general, les gustan tanto las flores?
- Yo no sé responderte a lo que me preguntas pero lo que dices es cierto.
En este momento de su conversación, los dos amigos observaban a dos jóvenes extrajeras que cortaban unas flores de amapolas por las orillas del río Darro. Por debajo del Puente del Aljibillo y en la torrentera que cae desde la explanada del Rey Chico hacia la corriente del agua. A las espaldas de estas jóvenes y frente a los dos amigos, se veían las torres de la Alhambra en lo más alto de la colina, se oía el rumor del río y todo el airecillo olía a primavera.
Porque era exactamente eso: primavera casi en su centro. De aquí que por este rincón de Granada, donde comienza el barrio del Albaicín y tiene sus cimientos la Alhambra, bañados por el río Darro, todo estuviera como vestido de fiesta. Y para llenar un poco más de colorido esta fiesta, las dos jóvenes extranjeras, recorrían las riveras del río cortando flores de amapolas. Así era como ellos las veían y por eso, entre preguntas y comentarios, también se dijeron:
- ¿Y si nos acercamos, las saludamos, les preguntamos quiénes son y luego les ayudamos a recolectar flores de amapolas?
- Quizá no les gusta y hasta incluso pueden que se asusten. Mejor no acercarnos.
Al poco, las dos jóvenes se fueron de las riveras del río y se alejaron por la Cuesta del Chapiz con su pequeño ramo de flores rojas en las manos. También, cuando ya caía la tarde, los dos amigos se marcharon con lo que les inquietaban, sin resolver. Al día siguiente, el que vivía un poco intrigado por la fascinación tan especial que las mujeres sienten por las flores, subía solo por la Carrera del Darro. Pensando en esto de las flores y observando a los lados, la transformación que la primavera había obrado en las laderas desde el río Darro hasta la Alhambra. Los árboles, almendros, almeces y otras especies, todos estaban vestido de verde y regalaban esencias frescas. Echaba de menos a la joven que hacía unos años había conocido, porque deseó tenerla cerca para compartir el espectáculo. Cuando, a la altura del Puente Cabrera, se cruzó con dos jóvenes que bajaban para Plaza Nueva. Y les llamó la atención enseguida porque una de ellas, portaba un ramito de flores rosas en sus manos. Nada más ver estas flores, las reconoció y para sí se preguntó: “ ¿Sabrán que llevan en sus manos veneno?” Paró a las jóvenes y les dijo:
- Perdonar pero las flores que lleváis en las manos, son tóxicas.
- Las hemos cogido del río Darro, a la altura del Paseo de los Tristes. ¿Por qué dices que son venenosas?
- Son flores de adelfas y esta planta, es una de las más tóxicas que por Granada existe.
Sin más, la joven tiró las flores al suelo, en la misma calle y siguieron bajando. Él observó un momento estas flores y luego siguió subiendo mientras para sí se preguntaba: “ ¿Por qué a las mujeres les gustará tanto las flores y todas?”