Cuenta la leyenda que hace muchos años unos hombres disfrazados con trajes hechos de musgo reconquistaron su ciudad, la villa de Béjar por un pueblo extranjero.
- ¿Quiénes? -interrumpió Marina.
-Espera, que todo llega -dijo mamá.
-De acuerdo -dijo Marina-. Sigue, por favor.
-Corría el siglo XII y la villa de Béjar permanecía bajo dominio musulmán. Según la tradición, un 17 de junio, día dedicado a Santa Marina, los cristianos se reunieron en un paraje del Monte Castañar.
- ¡Santa Marina! ¡Como yo! -interrumpió la niña nuevamente.
-Sí, de nombre, porque de santa…. -dijo mamá-. Aprende un poco y déjame que continúe.
-De acuerdo, sigue. Perdona -dijo la niña.
-En el lugar, hoy conocido como La Centena, los valientes cristianos se ataviaron de pies a cabeza con el musgo de la zona. Con sus armas también cubiertas de musgos, los cristianos avanzaron hacia las murallas de la villa, aprovechando la oscuridad de la noche, camuflándose así entre la espesura de la zona.
- ¿Iremos a ver ese sitio? -interrumpió de nuevo Marina.
-Por supuesto, en cuanto lleguemos si quieres -dijo mamá-. Pero déjame que siga.
-Vale, vale, perdona.
-Al alba, cuando los invasores abrieron las puertas de la ciudad, los hombres disfrazados de musgo se lanzaron al ataque. Los musulmanes, creyendo que se trataba de monstruos, demonios o alimañas salvajes, salieron corriendo despavoridos al grito de ¡Traición, traición!. Es por eso que la puerta por la que se presume que entraron los hombres de musgo para reconquistar la villa se conoce como Puerta de la Traición.
Los hombres de musgo- ¡Guau! ¡Qué listos los tipos esos! -dijo Marina-. Pero, ¿por qué siguen disfrazándose?
-La hazaña de los bejaranos se conmemora cada año desde que el siglo XIV empezaron a salir en la procesión del día del Corpus Christi seis hombres vestidos de musgo de pies a cabeza.
-Entonces, ¿tendré que esperar casi hasta fin de curso para ver a un hombre de musgo? -preguntó Marina.
-Sí, me temo que sí -dijo mamá-. Pero mientras tanto hay muchas otras cosas interesantes que ver y hacer en Béjar-
- ¿Quiénes? -interrumpió Marina.
-Espera, que todo llega -dijo mamá.
-De acuerdo -dijo Marina-. Sigue, por favor.
-Corría el siglo XII y la villa de Béjar permanecía bajo dominio musulmán. Según la tradición, un 17 de junio, día dedicado a Santa Marina, los cristianos se reunieron en un paraje del Monte Castañar.
- ¡Santa Marina! ¡Como yo! -interrumpió la niña nuevamente.
-Sí, de nombre, porque de santa…. -dijo mamá-. Aprende un poco y déjame que continúe.
-De acuerdo, sigue. Perdona -dijo la niña.
-En el lugar, hoy conocido como La Centena, los valientes cristianos se ataviaron de pies a cabeza con el musgo de la zona. Con sus armas también cubiertas de musgos, los cristianos avanzaron hacia las murallas de la villa, aprovechando la oscuridad de la noche, camuflándose así entre la espesura de la zona.
- ¿Iremos a ver ese sitio? -interrumpió de nuevo Marina.
-Por supuesto, en cuanto lleguemos si quieres -dijo mamá-. Pero déjame que siga.
-Vale, vale, perdona.
-Al alba, cuando los invasores abrieron las puertas de la ciudad, los hombres disfrazados de musgo se lanzaron al ataque. Los musulmanes, creyendo que se trataba de monstruos, demonios o alimañas salvajes, salieron corriendo despavoridos al grito de ¡Traición, traición!. Es por eso que la puerta por la que se presume que entraron los hombres de musgo para reconquistar la villa se conoce como Puerta de la Traición.
Los hombres de musgo- ¡Guau! ¡Qué listos los tipos esos! -dijo Marina-. Pero, ¿por qué siguen disfrazándose?
-La hazaña de los bejaranos se conmemora cada año desde que el siglo XIV empezaron a salir en la procesión del día del Corpus Christi seis hombres vestidos de musgo de pies a cabeza.
-Entonces, ¿tendré que esperar casi hasta fin de curso para ver a un hombre de musgo? -preguntó Marina.
-Sí, me temo que sí -dijo mamá-. Pero mientras tanto hay muchas otras cosas interesantes que ver y hacer en Béjar-