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PEDRO MARTINEZ: Leyendas Japonesas Yamaya no Orochi...

Leyendas Japonesas Yamaya no Orochi

Las leyendas japonesas incluyen a menudo también la presencia de diversos dioses sintoístas, además de grandes gestas y la obtención de tesoros. Un ejemplo de estas es la leyenda del dragón Yamaya no Orochi.

La leyenda nos dice como en el inicio de los tiempos la humanidad convivía en la misma tierra con deidades y bestias, estando en equilibrio y ayudándose los unos a los otros. Sin embargo, llegó un momento en el que el dios Izanagi entró en conflcito con su esposa Izanami, algo que destruyó el equilibrio para siempre.

En el contexto de la guerra entre ambos dioses, la maldad surgió en muchas deidades, y vinieron al mundo los oni y los dragones (naciendo estos últimos de la la vegetación que había absorbido la sangre de los dioses). Entre estos últimos seres surgió un de los dragones más poderosos, Yamata no Orochi, el cual contaba con ocho cabezas y colas. La criatura demandó a los pobladores humanos de Izumo el sacrificio de ocho muchachas cada noche de luna llena, una vez al mes.

Los ciudadanos fueron cumpliendo con el sacrificio, quedándose poco a poco sin doncellas. El líder de Izumo tuvo una hija, Kushinada, la cual al llegar los dieciséis años vio como las últimas doncellas eran sacrificadas. Ella sería la próxima. Pero un día el dios Susanowo llegó a Izumo y se enamoró de Kushinada. El dios prometió destruir a Yamata no Orochi si a cambio le concedían la mano de la joven, algo a lo que el rey accedió rápidamente.

Cuando llegó la noche en que Kushinada iba a ser sacrificada, Susanowo se disfrazó de sirviente y agasajó al dragón con ocho barriles de licor antes de que empezara el banquete en que la joven iba a morir. El dragón bebió, cada cabeza de un barril, hasta llegar a estar ebrio y dormirse. Tras ello, el dios Susanowo procedió a cortarle las cabezas y las colas al ser, así como sus entrañas. De entre los restos extrajo la espada Kusanagi no Tsurugi, el espejo de Yata no Kagami y el medallón Yasakani no Magatama, los tres tesoros imperiales de Japón.