"HISTORIA DE LA VIDA REAL"
Me crie con mis abuelos, desde que tuve conciencia fue así, mi papá nunca supe quien fue, y la verdad nunca me importo, y mi mamá, aunque ella vivía con nosotros para mí mi madre siempre fue mi abuela, y mi padre mi abuelo, él vendía globos en el centro. Cuando era niño me encantaba acompañarlo, a veces me dejaba algunos globos a mí, y si yo los vendía el me daba algunas monedas. otras veces me dejaba sentado en una banca con mis chicharrones y mi raspado, me decía no te me muevas de aquí le doy una vuelta a la placita y aquí vuelvo, y yo feliz, lo admiraba tanto, tanto, no sé qué me paso en la secundaria que cambie para mal, me daba vergüenza ir con él a verlo vender, fui un tonto, recuerdo una vez que me invito y yo molesto le dije – ¡no abuelo que van a pensar mis amigos si me ven, vendiendo globos!- vi claramente como sus ojos se pusieron rojos y húmedos, hasta la fecha me arrepiento, ese día se fue sólito lo vi con su caminar más lento.
Al pasar los años, yo fui comprendiendo varias cosas, un primo me invito a Houston a trabajar, y yo le dije que sí, al día siguiente en la mañana le comenté a mis abuelos que me iría a trabajar al gabacho, mi abuelita me abrazo y lloró como nunca la había visto, mi abuelo solo me dijo –échele ganas mijo, de sobra sé que los hijos no son de uno, y que tarde que temprano usted haría su vida-, se subió sus globos al hombro me beso en la frente y me dijo –échele madrazos mi rey-, y se fue con sus paso mucho más lento y sus ojos llorosos otra vez, lloré mucho esa mañana, preparé mi maleta, le regalé un beso a mi abuela y a mi mamá, y les dije esperenme, tengo algo que hacer antes de irme-, me fui en camión al centro y encontré a mi abuelo en la plaza, lo vi de lejos con sus pantaloncitos remendados y sus zapatitos sucios, era mi viejito, mi rey, mi santo padre, llegue lo abrace y le dije –que pensó pa este ya se fue y no me vino a ver antes de irse, pos nooo mi viejo, no me iré de aquí hasta ayudarle a vender todos los globos, eso sí abuelo, cómprame unos chicharrones y una raspado, ¿te acuerdas? como cuando era un mocoso-.
Y así fue ese lunes por la mañana, nuevamente yo como hace 20 años ahí en la plaza con mi abuelo, reímos tanto, nos comimos unos burritos que vendían ahí en la plaza, bueno mi viejo. ya me voy, pero cada semana te llegaran tus billetitos verdes, te lo prometo, a mi ama y a mi abuela y a ti nada me les faltara, lloramos juntos abrazados. Yo ya soy un viejo, de casi 50 años, pero saben cumplí mi promesa, a mi abuelo nada le falto, le dije quiero verte cada semana con un pantalón nuevo y me tiras todos los que tengas rotos, y hasta que mis abuelos fallecieron cuide de ellos desde aquí,
Me crie con mis abuelos, desde que tuve conciencia fue así, mi papá nunca supe quien fue, y la verdad nunca me importo, y mi mamá, aunque ella vivía con nosotros para mí mi madre siempre fue mi abuela, y mi padre mi abuelo, él vendía globos en el centro. Cuando era niño me encantaba acompañarlo, a veces me dejaba algunos globos a mí, y si yo los vendía el me daba algunas monedas. otras veces me dejaba sentado en una banca con mis chicharrones y mi raspado, me decía no te me muevas de aquí le doy una vuelta a la placita y aquí vuelvo, y yo feliz, lo admiraba tanto, tanto, no sé qué me paso en la secundaria que cambie para mal, me daba vergüenza ir con él a verlo vender, fui un tonto, recuerdo una vez que me invito y yo molesto le dije – ¡no abuelo que van a pensar mis amigos si me ven, vendiendo globos!- vi claramente como sus ojos se pusieron rojos y húmedos, hasta la fecha me arrepiento, ese día se fue sólito lo vi con su caminar más lento.
Al pasar los años, yo fui comprendiendo varias cosas, un primo me invito a Houston a trabajar, y yo le dije que sí, al día siguiente en la mañana le comenté a mis abuelos que me iría a trabajar al gabacho, mi abuelita me abrazo y lloró como nunca la había visto, mi abuelo solo me dijo –échele ganas mijo, de sobra sé que los hijos no son de uno, y que tarde que temprano usted haría su vida-, se subió sus globos al hombro me beso en la frente y me dijo –échele madrazos mi rey-, y se fue con sus paso mucho más lento y sus ojos llorosos otra vez, lloré mucho esa mañana, preparé mi maleta, le regalé un beso a mi abuela y a mi mamá, y les dije esperenme, tengo algo que hacer antes de irme-, me fui en camión al centro y encontré a mi abuelo en la plaza, lo vi de lejos con sus pantaloncitos remendados y sus zapatitos sucios, era mi viejito, mi rey, mi santo padre, llegue lo abrace y le dije –que pensó pa este ya se fue y no me vino a ver antes de irse, pos nooo mi viejo, no me iré de aquí hasta ayudarle a vender todos los globos, eso sí abuelo, cómprame unos chicharrones y una raspado, ¿te acuerdas? como cuando era un mocoso-.
Y así fue ese lunes por la mañana, nuevamente yo como hace 20 años ahí en la plaza con mi abuelo, reímos tanto, nos comimos unos burritos que vendían ahí en la plaza, bueno mi viejo. ya me voy, pero cada semana te llegaran tus billetitos verdes, te lo prometo, a mi ama y a mi abuela y a ti nada me les faltara, lloramos juntos abrazados. Yo ya soy un viejo, de casi 50 años, pero saben cumplí mi promesa, a mi abuelo nada le falto, le dije quiero verte cada semana con un pantalón nuevo y me tiras todos los que tengas rotos, y hasta que mis abuelos fallecieron cuide de ellos desde aquí,