Un funeral con sublime sabiduría
Alejandro Magno no sólo fue un gran conquistador, sino también sabio, pues en su lecho de muerte solicitó a sus generales allegados realizarán una proeza enigmática e inolvidable; realizar su funeral llevándolo a cabo con éstos tres deseos.
Los tres deseos exigidos por el sabio rey para su funeral fueron los siguientes:
Que su ataúd fuese transportado a hombros por los médicos más eminentes de la época.
Que en el trayecto hacia la tumba fueran esparcidos sus tesoros más valiosos: desde piedras preciosas hasta los oros más puros.
Que se dejasen al descubierto sus manos, balanceándose fuera de su ataúd y a la vista de todo el pueblo.
Ante estas peticiones, unos de sus generales más cercanos le cuestionó por que así deberían ser sus funerales. A lo que Alejandro respondió:
Deseo que los más ilustres médicos me transporten para demostraros que ante la muerte no poseen el poder de curar.
Quiero que los bienes conquistados durante mi larga vida sean depositados en el suelo para mostraros que los bienes materiales aquí permanecen.
Exijo que mis manos se balanceen al viento, para enseñaros que venimos a este mundo con las manos vacías y partimos de él con las manos vacías.
Alejandro Magno no sólo fue un gran conquistador, sino también sabio, pues en su lecho de muerte solicitó a sus generales allegados realizarán una proeza enigmática e inolvidable; realizar su funeral llevándolo a cabo con éstos tres deseos.
Los tres deseos exigidos por el sabio rey para su funeral fueron los siguientes:
Que su ataúd fuese transportado a hombros por los médicos más eminentes de la época.
Que en el trayecto hacia la tumba fueran esparcidos sus tesoros más valiosos: desde piedras preciosas hasta los oros más puros.
Que se dejasen al descubierto sus manos, balanceándose fuera de su ataúd y a la vista de todo el pueblo.
Ante estas peticiones, unos de sus generales más cercanos le cuestionó por que así deberían ser sus funerales. A lo que Alejandro respondió:
Deseo que los más ilustres médicos me transporten para demostraros que ante la muerte no poseen el poder de curar.
Quiero que los bienes conquistados durante mi larga vida sean depositados en el suelo para mostraros que los bienes materiales aquí permanecen.
Exijo que mis manos se balanceen al viento, para enseñaros que venimos a este mundo con las manos vacías y partimos de él con las manos vacías.