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PEDRO MARTINEZ: LA NAVAJA DE AFEITAR...

LA NAVAJA DE AFEITAR

Había una vez una navaja de afeitar que trabajaba en una barbería. Un día que se encontraba sola pensó en dar una ojeada alrededor y sacó fuera su cuchilla, que descansaba en el mango como en una vaina. Como vio el sol reflejarse en su cuerpo, quedó maravillada. Emitía tales resplandores que la hacía enorgullecerse. « ¡Y yo ahora tengo que regresar a este escuálido negocio a cortar las barbas enjabonadas de rústicos villanos, repitiendo hasta el infinito las mismas monótonas operaciones! Envilecer de este modo mi cuerpo tan bello sería una locura. Mejor voy a esconderme y gozar tranquilamente el resto de mis días», pensó en alto la navaja. Y así lo hizo.
Transcurrido un tiempo, decidió salir de su escondite para tomar un poco de aire, pero nada más verse en el espejo, exclamó: « ¡Ay de mí! ¿Qué ha sucedido?». La cuchilla, oscura como una sierra oxidada, ya no reflejaba el resplandor del sol.
Esta historia nos enseña a tener cuidado con nuestra vanidad, pues nos puede llevar a la ruina.