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EL MURO DESMORONADO
Cierto día, hubo una gran tormenta en el antiguo reino chino de Song y parte del muro de la casa de un hombre rico se vino abajo.
–Papá, si no reparas ese agujero, por ahí va a entrar un ladrón –, le soltó su hijo. Pero el hombre ni se inmutó. Por la tarde, un viejo vecino, al que le tenía mucha antipatía, le hizo la misma advertencia.
–Deberías reparar ese muro, vecino. Si no lo haces, entrará un ladrón.
Y sucedió que, esa misma noche, un ladrón entró en su vivienda y, además de dinero, se llevó una gran cantidad de objetos de valor. Entonces, el hombre elogió la inteligencia de su hijo por haberle advertido del peligro, pero en cambio, desconfió de su viejo vecino.
Esta historia nos enseña que tendemos a sacar conclusiones guiados por nuestros prejuicios y no siempre acertamos. Recordemos que nunca debemos negar la presunción de inocencia de una persona hasta que se demuestre su culpabilidad.
Cierto día, hubo una gran tormenta en el antiguo reino chino de Song y parte del muro de la casa de un hombre rico se vino abajo.
–Papá, si no reparas ese agujero, por ahí va a entrar un ladrón –, le soltó su hijo. Pero el hombre ni se inmutó. Por la tarde, un viejo vecino, al que le tenía mucha antipatía, le hizo la misma advertencia.
–Deberías reparar ese muro, vecino. Si no lo haces, entrará un ladrón.
Y sucedió que, esa misma noche, un ladrón entró en su vivienda y, además de dinero, se llevó una gran cantidad de objetos de valor. Entonces, el hombre elogió la inteligencia de su hijo por haberle advertido del peligro, pero en cambio, desconfió de su viejo vecino.
Esta historia nos enseña que tendemos a sacar conclusiones guiados por nuestros prejuicios y no siempre acertamos. Recordemos que nunca debemos negar la presunción de inocencia de una persona hasta que se demuestre su culpabilidad.