El pájaro carpintero y el tucán
Los pájaros carpinteros trabajan muy duro para tener un hogar en donde vivir con su familia, por eso es que van haciendo casitas en los árboles y luego pueden dejar allí a sus hijos tranquilos sin que nada malo les pase ni los depredadores los ataquen.
En cambio, el tucán nunca tiene sitio para quedarse, siempre está yendo por nuevos lugares y se duerme en ramas de los árboles, ya que ninguna casa sabe hacer como para poder estar más cómodo y dejar de viajar un poco.
Un día, se encontraba el tucán volando por los aires y se topó con un pájaro carpintero que se encontraba construyendo una casita para su familia, se sorprendió mucho al ver tan buen trabajo y se quedó hablando con él. Le preguntó el tucán si podría construir una casita para él también cuando termine la de su familia y el pájaro le pidió algo a cambio, pero el trato se llevó adelante.
Al terminar la casita familiar comenzó en el árbol de al lado con la casa para su nuevo amigo el tucán, quien a cambio del trabajo que quedó muy bello le dio algunas plumas de su pelaje y las colocó con cuidado sobre la cabeza de este pajarillo que fue feliz con este detalle que hoy en día tanto le gusta lucir, ya que antes solamente el negro y blanco cubrían toda la extensión de su cuerpo.
La amistad no terminó aquel día entre estas dos aves de la naturaleza, ya que nunca más se ha visto a un tucán que no tenga donde ir a dormir. Los pájaros carpinteros no se quedan por siempre en las casitas que arman dentro de los árboles y los tucanes en cambio vuelan hasta encontrar una nueva casa sin nadie dentro para poder habitarla y no estar en la intemperie con lo peligroso que puede ser para un tucán.
Los pájaros carpinteros trabajan muy duro para tener un hogar en donde vivir con su familia, por eso es que van haciendo casitas en los árboles y luego pueden dejar allí a sus hijos tranquilos sin que nada malo les pase ni los depredadores los ataquen.
En cambio, el tucán nunca tiene sitio para quedarse, siempre está yendo por nuevos lugares y se duerme en ramas de los árboles, ya que ninguna casa sabe hacer como para poder estar más cómodo y dejar de viajar un poco.
Un día, se encontraba el tucán volando por los aires y se topó con un pájaro carpintero que se encontraba construyendo una casita para su familia, se sorprendió mucho al ver tan buen trabajo y se quedó hablando con él. Le preguntó el tucán si podría construir una casita para él también cuando termine la de su familia y el pájaro le pidió algo a cambio, pero el trato se llevó adelante.
Al terminar la casita familiar comenzó en el árbol de al lado con la casa para su nuevo amigo el tucán, quien a cambio del trabajo que quedó muy bello le dio algunas plumas de su pelaje y las colocó con cuidado sobre la cabeza de este pajarillo que fue feliz con este detalle que hoy en día tanto le gusta lucir, ya que antes solamente el negro y blanco cubrían toda la extensión de su cuerpo.
La amistad no terminó aquel día entre estas dos aves de la naturaleza, ya que nunca más se ha visto a un tucán que no tenga donde ir a dormir. Los pájaros carpinteros no se quedan por siempre en las casitas que arman dentro de los árboles y los tucanes en cambio vuelan hasta encontrar una nueva casa sin nadie dentro para poder habitarla y no estar en la intemperie con lo peligroso que puede ser para un tucán.