JUGANDO A SER MÉDICO
Un joven que quería ser médico, pero sin tener que estudiar, fue a ver al mejor doctor de su ciudad y le explicó su deseo.
– ¡Llegas justo a tiempo!–le dijo el galeno–. Ahora iba a visitar a unos enfermos. Ven conmigo y así aprendes.
Al llegar a casa del primer paciente, el doctor le miró y le dijo: «Tu caso es muy sencillo: no comas tantas cerezas. Tómate una infusión y mañana te sentirás mejor».
– ¡Eres un médico fabuloso! ¿Cómo has podido saber qué le ocurría sin tan siquiera tocarle?– le preguntó el joven al salir de la casa.
–He mirado debajo de su cama y he visto un cuenco lleno de huesos de cereza, por lo que he deducido que había comido demasiadas.
Al ver que la medicina era algo muy fácil, el joven se autoproclamó médico y, al día siguiente, fue a visitar a su primer paciente. Al llegar, lo primero que hizo fue mirar debajo de la cama y, al ver las babuchas del enfermo, le dijo: «Tu caso es sencillo: no comas tantas babuchas. Tómate una infusión antes de dormir y mañana te sentirás mejor».
Este cuento árabe nos enseña que no se consiguen las cosas de la noche a la mañana, sino con esfuerzo y constancia.
Un joven que quería ser médico, pero sin tener que estudiar, fue a ver al mejor doctor de su ciudad y le explicó su deseo.
– ¡Llegas justo a tiempo!–le dijo el galeno–. Ahora iba a visitar a unos enfermos. Ven conmigo y así aprendes.
Al llegar a casa del primer paciente, el doctor le miró y le dijo: «Tu caso es muy sencillo: no comas tantas cerezas. Tómate una infusión y mañana te sentirás mejor».
– ¡Eres un médico fabuloso! ¿Cómo has podido saber qué le ocurría sin tan siquiera tocarle?– le preguntó el joven al salir de la casa.
–He mirado debajo de su cama y he visto un cuenco lleno de huesos de cereza, por lo que he deducido que había comido demasiadas.
Al ver que la medicina era algo muy fácil, el joven se autoproclamó médico y, al día siguiente, fue a visitar a su primer paciente. Al llegar, lo primero que hizo fue mirar debajo de la cama y, al ver las babuchas del enfermo, le dijo: «Tu caso es sencillo: no comas tantas babuchas. Tómate una infusión antes de dormir y mañana te sentirás mejor».
Este cuento árabe nos enseña que no se consiguen las cosas de la noche a la mañana, sino con esfuerzo y constancia.