EL GALLO Y LA JOYA
En cierta ocasión, caminaba por el campo un gallo muy preocupado, pues tenía que alimentar a su familia (la gallina y sus muchos polluelos), y debía soportar a la vez las inclemencias del sol.
Era una época de mucha sequía, por lo que él no era el único que estaba buscando el tan preciado grano, muy difícil de encontrar en ese terreno tan seco. Mientras revolvía toda la tierra, pensaba: «Si tan solo hubiera sabido que esta mala racha sucedería, hubiera guardado alimento y no estaríamos sufriendo como ahora».
Cabizbajo, continuó su camino con las fuerzas agotadas. Dándose ánimo para seguir, de pronto tropezó con algo muy parecido a un grano grande, pero muy brillante. Se acercó entusiasmado y lo que menos imaginaba era encontrar una piedra preciosa en lugar del tan necesario alimento. Enojado con el hallazgo, se lamentó: «Si mi dueño hubiera encontrado esta joya antes que yo, estaría brincando como loco de alegría y seguro que estaría inmensamente feliz. Yo, en cambio, solo quiero comida para alimentar a mi gran familia, así que esta joya ni me gusta ni me sirve».
Esta fábula nos enseña que, lo que para uno en la vida puede ser valioso, puede que, para otro, no lo sea tanto.
En cierta ocasión, caminaba por el campo un gallo muy preocupado, pues tenía que alimentar a su familia (la gallina y sus muchos polluelos), y debía soportar a la vez las inclemencias del sol.
Era una época de mucha sequía, por lo que él no era el único que estaba buscando el tan preciado grano, muy difícil de encontrar en ese terreno tan seco. Mientras revolvía toda la tierra, pensaba: «Si tan solo hubiera sabido que esta mala racha sucedería, hubiera guardado alimento y no estaríamos sufriendo como ahora».
Cabizbajo, continuó su camino con las fuerzas agotadas. Dándose ánimo para seguir, de pronto tropezó con algo muy parecido a un grano grande, pero muy brillante. Se acercó entusiasmado y lo que menos imaginaba era encontrar una piedra preciosa en lugar del tan necesario alimento. Enojado con el hallazgo, se lamentó: «Si mi dueño hubiera encontrado esta joya antes que yo, estaría brincando como loco de alegría y seguro que estaría inmensamente feliz. Yo, en cambio, solo quiero comida para alimentar a mi gran familia, así que esta joya ni me gusta ni me sirve».
Esta fábula nos enseña que, lo que para uno en la vida puede ser valioso, puede que, para otro, no lo sea tanto.