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PEDRO MARTINEZ: LA PRINCESA Y EL CONDENADO...

LA PRINCESA Y EL CONDENADO

El día de su boda, un príncipe entró con su carroza en la ciudad con su esposa. En la plaza, frente al castillo, había un palco con una horca para ajusticiar a un malhechor. La princesa, dándose cuenta de lo que sucedía, rompió a llorar y el príncipe hizo parar el cortejo para dirigirse a los magistrados. «Señores, mi esposa pide que liberen a este hombre».
—Alteza —respondieron los jueces—, la ley ordena que muera.
— ¿Y no se le puede perdonar? —preguntó la princesa con un hilo de voz.
El consejero del príncipe hizo notar que, según la ley, un condenado podía ser rescatado pagando 1000 ducados de oro. El príncipe abrió su bolsa y salieron 800. La princesa hizo lo mismo y encontró 50. Entonces bajó de la carroza e hizo una colecta, pero llegó solo hasta 999. « ¿Por un ducado será ahorcado este hombre?», exclamó la princesa. «La ley no se puede cambiar», dijeron los jueces. E hicieron señal al verdugo para cumplir con su deber.
— ¡Un momento! —gritó la princesa—.
Busquen en los bolsillos de aquel infeliz.
El verdugo obedeció y de uno de los bolsillos del condenado sacó un ducado de oro, completando los 1000 para pagar su libertad.
Esta historia nos enseña que no hay que darse nunca por vencido para conseguir lo que se quiere.