DISTINTAS MIRADAS
Durante la segunda guerra mundial los nazis mataron a un grupo de judíos y los enterraron en una fosa común. Un muchacho de unos doce años estaba todavía vivo y poco a poco logró salir de la tumba poco profunda. Llamó a las puertas del vecindario pero al verlo cubierto de tierra, le cerraron las puertas.
Una mujer estaba a punto de hacer lo mismo cuando el muchacho le dijo: "Señora, ¿no me reconoce? Soy ese Jesús que ustedes los cristianos dicen que aman.
La mujer empezó a llorar y lo recibió en su casa. En ese momento hizo su mejor decisión por Jesús. Lo encontró llamando a su puerta y le abrió.
Un agricultor estaba ya cansado de trabajar una tierra que producía poco. Un año, la cosecha fue tan mala que decidió vender las fincas y se marchó a la ciudad.
El hombre que le compró el campo observó que había muchas piedrecitas blancas. Y como siempre había tenido curiosidad por la geología, cogió unas cuantas y se las llevó a un geólogo para que las analizara. Y resultó que las fincas encerraban un gran depósito de minerales necesarios para procesar el aluminio y otros metales. Así que lo revendió y se hizo rico.
Dos maneras de ver la misma realidad. Los ojos de la rutina, del simple mirón. Los ojos de la superación, de la fe.
¿Nosotros con qué ojos vemos la vida y a los demás? ¿Cómo los valoramos?
Durante la segunda guerra mundial los nazis mataron a un grupo de judíos y los enterraron en una fosa común. Un muchacho de unos doce años estaba todavía vivo y poco a poco logró salir de la tumba poco profunda. Llamó a las puertas del vecindario pero al verlo cubierto de tierra, le cerraron las puertas.
Una mujer estaba a punto de hacer lo mismo cuando el muchacho le dijo: "Señora, ¿no me reconoce? Soy ese Jesús que ustedes los cristianos dicen que aman.
La mujer empezó a llorar y lo recibió en su casa. En ese momento hizo su mejor decisión por Jesús. Lo encontró llamando a su puerta y le abrió.
Un agricultor estaba ya cansado de trabajar una tierra que producía poco. Un año, la cosecha fue tan mala que decidió vender las fincas y se marchó a la ciudad.
El hombre que le compró el campo observó que había muchas piedrecitas blancas. Y como siempre había tenido curiosidad por la geología, cogió unas cuantas y se las llevó a un geólogo para que las analizara. Y resultó que las fincas encerraban un gran depósito de minerales necesarios para procesar el aluminio y otros metales. Así que lo revendió y se hizo rico.
Dos maneras de ver la misma realidad. Los ojos de la rutina, del simple mirón. Los ojos de la superación, de la fe.
¿Nosotros con qué ojos vemos la vida y a los demás? ¿Cómo los valoramos?