LA ADIVINANZA DEL REY
Había una vez un rey que tenía una adivinanza por resolver, así que declaró que recompensaría a quien lo hiciera concediéndole libre acceso a los tesoros del reino por una hora, durante la cual podría llevarse lo que quisiera. Al día siguiente, miles de personas se presentaron para resolverla, pero solo uno acertó la respuesta. El rey empezó a arrepentirse de haber ofrecido un premio tan generoso, por lo que decidió investigar al ganador para descubrir la forma de distraerlo durante su paseo por el tesoro del reino y descubrió que sentía gran pasión por la música clásica. Así que, en la sala de los tesoros, el rey lo sorprendió con una espectacular orquesta sinfónica. La orquesta empezó a tocar y el ganador, embriagado, se detuvo a escuchar la melodía hasta que se sorprendió a sí mismo y se dijo: «Debo enfocarme. Necesito prestar atención al tesoro». Entonces vio un precioso diamante, pero sonó una música tan bella que no pudo evitar sentarse a escucharla. En el momento en que esta paró y estaba a punto de llevarse el diamante, la hora ya se había agotado, y se fue a casa sin nada.
Esta historia nos enseña que, cuando sabemos lo que queremos, debemos ir directos a conseguirlo sin dejarnos llevar por las distracciones
Había una vez un rey que tenía una adivinanza por resolver, así que declaró que recompensaría a quien lo hiciera concediéndole libre acceso a los tesoros del reino por una hora, durante la cual podría llevarse lo que quisiera. Al día siguiente, miles de personas se presentaron para resolverla, pero solo uno acertó la respuesta. El rey empezó a arrepentirse de haber ofrecido un premio tan generoso, por lo que decidió investigar al ganador para descubrir la forma de distraerlo durante su paseo por el tesoro del reino y descubrió que sentía gran pasión por la música clásica. Así que, en la sala de los tesoros, el rey lo sorprendió con una espectacular orquesta sinfónica. La orquesta empezó a tocar y el ganador, embriagado, se detuvo a escuchar la melodía hasta que se sorprendió a sí mismo y se dijo: «Debo enfocarme. Necesito prestar atención al tesoro». Entonces vio un precioso diamante, pero sonó una música tan bella que no pudo evitar sentarse a escucharla. En el momento en que esta paró y estaba a punto de llevarse el diamante, la hora ya se había agotado, y se fue a casa sin nada.
Esta historia nos enseña que, cuando sabemos lo que queremos, debemos ir directos a conseguirlo sin dejarnos llevar por las distracciones