LA CARPA EN EL CAMINO
Un comerciante pasaba una mala racha, así que decidió visitar al marqués para pedirle prestado un poco de grano:
–Necesitaría un poco de grano para sembrar y poder comer. No tengo comida...–le pidió el hombre.
–Bueno...–dijo el marqués–. Dentro de unas semanas recogeré impuestos y entonces podré prestarte 300 monedas. ¿Qué te parece?
– ¿Dentro de unas semanas? –exclamó el comerciante. Indignado ante tal propuesta, le contó al marqués la siguiente historia:
–Hace poco, caminaba cerca del pueblo cuando, en mitad del camino, me encontré una carpa que me dijo: «Por favor, ayúdame. ¿Podrías traer un cubo con agua para salvar mi vida?». «Sí –le contesté yo–. Voy a visitar a los gobernantes que viven cerca del río y cuando vuelva, puedo traerte agua de ahí». Y la carpa me contestó: « ¿Cómo quieres que espere hasta entonces? Cuando regreses, tendrás que buscarme en la pescadería».
Un comerciante pasaba una mala racha, así que decidió visitar al marqués para pedirle prestado un poco de grano:
–Necesitaría un poco de grano para sembrar y poder comer. No tengo comida...–le pidió el hombre.
–Bueno...–dijo el marqués–. Dentro de unas semanas recogeré impuestos y entonces podré prestarte 300 monedas. ¿Qué te parece?
– ¿Dentro de unas semanas? –exclamó el comerciante. Indignado ante tal propuesta, le contó al marqués la siguiente historia:
–Hace poco, caminaba cerca del pueblo cuando, en mitad del camino, me encontré una carpa que me dijo: «Por favor, ayúdame. ¿Podrías traer un cubo con agua para salvar mi vida?». «Sí –le contesté yo–. Voy a visitar a los gobernantes que viven cerca del río y cuando vuelva, puedo traerte agua de ahí». Y la carpa me contestó: « ¿Cómo quieres que espere hasta entonces? Cuando regreses, tendrás que buscarme en la pescadería».