EL VERDADERO CAMINO
Se encontraban en las dependencias de palacio un apuesto príncipe y un reconocido maestro del reino cuando, el primero, admirador de la sabiduría del segundo, le dijo: «Maestro, estoy dispuesto a dejarlo todo si me acepta como discípulo».
–Dígame, príncipe, ¿cómo cree que elige un hombre su camino? –preguntó el maestro.
–A través del sacrificio –respondió este–. Un camino que exige sacrificio es un camino verdadero.
Acto seguido, el maestro tropezó con una estantería y un jarrón de mucho valor cayó al suelo. El príncipe enseguida se arrojó para agarrarlo y, al caer en mala postura, se rompió el brazo, pero consiguió salvar el jarrón justo antes de que tocara el pavimento.
–Tomemos lo sucedido como ejemplo, su alteza. ¿Cuál cree que es el mayor sacrificio, ver estrellarse el jarrón o romperse el brazo para poder salvarlo? –preguntó el sabio.
–No lo sé –respondió el príncipe, perplejo.
–Y entonces, ¿cómo quiere orientar su elección hacia el sacrificio?
El verdadero camino es elegido por nuestra capacidad de amarlo, no de sufrir por él.
Se encontraban en las dependencias de palacio un apuesto príncipe y un reconocido maestro del reino cuando, el primero, admirador de la sabiduría del segundo, le dijo: «Maestro, estoy dispuesto a dejarlo todo si me acepta como discípulo».
–Dígame, príncipe, ¿cómo cree que elige un hombre su camino? –preguntó el maestro.
–A través del sacrificio –respondió este–. Un camino que exige sacrificio es un camino verdadero.
Acto seguido, el maestro tropezó con una estantería y un jarrón de mucho valor cayó al suelo. El príncipe enseguida se arrojó para agarrarlo y, al caer en mala postura, se rompió el brazo, pero consiguió salvar el jarrón justo antes de que tocara el pavimento.
–Tomemos lo sucedido como ejemplo, su alteza. ¿Cuál cree que es el mayor sacrificio, ver estrellarse el jarrón o romperse el brazo para poder salvarlo? –preguntó el sabio.
–No lo sé –respondió el príncipe, perplejo.
–Y entonces, ¿cómo quiere orientar su elección hacia el sacrificio?
El verdadero camino es elegido por nuestra capacidad de amarlo, no de sufrir por él.
