EL UNGÜENTO
En el reino lejano de Song, vivió hace muchísimo tiempo una familia de lavanderos que, con el tiempo, consiguieron crear un eficaz ungüento capaz de curar las grietas y pequeñas heridas de las manos. Su descubrimiento se hizo tan famoso que, gracias al boca a boca de la gente, llegó hasta un conocido viajero llamado Shen.
Este aventurero decidió comprar la exitosa receta por cien monedas de oro. Todos pensaron que se había vuelto loco. ¡Era muchísimo dinero para una simple crema para las manos! Pero Shen regresó a su reino justo en el momento en el que comenzaba una guerra.
Para curar las heridas de los soldados a Shen se le ocurrió regalar esta curiosa, pero asombrosa pomada, al príncipe de su reino. Gracias a ese ungüento, las tropas del heredero pudieron recuperarse con rapidez de sus heridas, hasta conseguir toda una victoria triunfal. Por ello, Shen fue recompensado con un feudo.
Esta fábula tradicional china nos enseña que el valor de las cosas depende de la forma en la que las usamos. A veces, algo cotidiano sin importancia puede adquirir un valor mucho más alto dependiendo del uso que se le dé.
En el reino lejano de Song, vivió hace muchísimo tiempo una familia de lavanderos que, con el tiempo, consiguieron crear un eficaz ungüento capaz de curar las grietas y pequeñas heridas de las manos. Su descubrimiento se hizo tan famoso que, gracias al boca a boca de la gente, llegó hasta un conocido viajero llamado Shen.
Este aventurero decidió comprar la exitosa receta por cien monedas de oro. Todos pensaron que se había vuelto loco. ¡Era muchísimo dinero para una simple crema para las manos! Pero Shen regresó a su reino justo en el momento en el que comenzaba una guerra.
Para curar las heridas de los soldados a Shen se le ocurrió regalar esta curiosa, pero asombrosa pomada, al príncipe de su reino. Gracias a ese ungüento, las tropas del heredero pudieron recuperarse con rapidez de sus heridas, hasta conseguir toda una victoria triunfal. Por ello, Shen fue recompensado con un feudo.
Esta fábula tradicional china nos enseña que el valor de las cosas depende de la forma en la que las usamos. A veces, algo cotidiano sin importancia puede adquirir un valor mucho más alto dependiendo del uso que se le dé.