PEDRO MARTINEZ: La barca vacía...

La barca vacía

Un monje decidió meditar solo, lejos de su monasterio.
Sacó su bote hacia el medio del lago, lo amarró allí, cerró los ojos y comenzó a meditar. Después de unas horas de silencio imperturbable, de repente sintió el golpe de otro bote chocando con el suyo.
Con los ojos aún cerrados, sintió que su ira aumentaba, y para cuando abrió los ojos, estaba listo para gritarle al barquero que había perturbado tan descuidadamente su meditación. Pero cuando abrió los ojos, se sorprendió al descubrir que era un bote vacío que había chocado con el suyo. Probablemente se había desatado y flotó hasta el medio del lago.
En ese momento, el monje tuvo una gran comprensión. Él entendió que la ira estaba dentro de él; simplemente necesitaba el golpe de un objeto externo para provocarlo. A partir de ese momento, cada vez que se encontraba con alguien que lo irritaba o provocaba la ira, se recordaba a sí mismo que la otra persona era simplemente un bote vacío, la ira estaba dentro de él.