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PEDRO MARTINEZ: EL BANDIDO Y EL LEÓN...

EL BANDIDO Y EL LEÓN

Un hombre que cargaba con muchísimos delitos sobre su conciencia tenía que vivir huyendo constantemente de la justicia. En una de esas, hubo una vez que se encontraba en una ciudad en la que había cometido una de sus fechorías cuando, creyéndose descubierto, tuvo que escapar para evitar que le prendieran.
Pensó que lo más seguro sería dirigirse al pueblo vecino, donde nadie lo conocía, pero, para ello, tenía que atravesar una zona extensa completamente desierta. A mitad del camino, y surgiendo de detrás de unos arbustos, se le apareció un enorme león. Al verlo, el bandido sintió un pánico indescriptible y, poniéndose de rodillas, exclamó:
– ¡Oh! ¡Inútil es tratar de escapar de nuestro destino! He cometido muchos delitos, pero la justicia de la cual he pretendido vanamente huir se presenta ante mí en la forma de esta terrible fiera dispuesta a devorarme.
Tan asustado estaba el malhechor, que no se dio cuenta de que el león le miraba asombrado, sin alcanzar a comprender que él mismo era la causa del pánico de aquel hombre, a quien no tenía la menor intención de hacer daño.
Y es que, al final, quien tiene intranquila su conciencia encuentra en el temor su penitencia.