Un rabino preguntó a sus estudiantes: ¿sabe alguno de vosotros cuándo termina la noche y comienza el día?
Un estudiante respondió: “Cuando ves un animal a la distancia y sabes si es una oveja o un chivo”. Otro dijo: “Cuando ves un árbol de lejos y sabes si se trata de un cerezo o un manzano”.
Cada uno de los estudiantes iba dando ingeniosas respuestas hasta que el rabino les dijo: “déjenme que les dé yo mi respuesta. La noche termina y el día comienza cuando miras a la cara de cualquier ser humano y ves la cara de tu hermano o hermana. Si no puedes hacer eso, no importa la hora del día, todavía vives en la noche”.
Todos hemos visto, alguna vez, uno de esos pintores que hacen retratos rápidos a la personas en la calle. Un día posó un borracho sucio, sin afeitar y con las ropas malolientes. A pesar de su aspecto desastroso fingió gran dignidad. El pintor le dedicó más tiempo de lo normal y cuando terminó le presentó al hombre su retrato.
“Ese no soy yo” dijo, sorprendido, el borracho cuando se vio bien vestido y sonriendo en el retrato. Y el pintor le contestó: “Pero ese es el hombre que usted todavía puede llegar a ser”.
Un estudiante respondió: “Cuando ves un animal a la distancia y sabes si es una oveja o un chivo”. Otro dijo: “Cuando ves un árbol de lejos y sabes si se trata de un cerezo o un manzano”.
Cada uno de los estudiantes iba dando ingeniosas respuestas hasta que el rabino les dijo: “déjenme que les dé yo mi respuesta. La noche termina y el día comienza cuando miras a la cara de cualquier ser humano y ves la cara de tu hermano o hermana. Si no puedes hacer eso, no importa la hora del día, todavía vives en la noche”.
Todos hemos visto, alguna vez, uno de esos pintores que hacen retratos rápidos a la personas en la calle. Un día posó un borracho sucio, sin afeitar y con las ropas malolientes. A pesar de su aspecto desastroso fingió gran dignidad. El pintor le dedicó más tiempo de lo normal y cuando terminó le presentó al hombre su retrato.
“Ese no soy yo” dijo, sorprendido, el borracho cuando se vio bien vestido y sonriendo en el retrato. Y el pintor le contestó: “Pero ese es el hombre que usted todavía puede llegar a ser”.