La ardilla y el búho sabio
En un pequeño claro del bosque, vivían muchos animales que compartían un ambiente lleno de armonía. Entre ellos estaba Sira, una joven ardilla a la que le encantaba recoger frutos para decorar su nido. Sus diseños eran tan creativos que los otros animales admiraban su habilidad.
Un día, se anunció un concurso para crear la mejor corona hecha de hojas y flores. Sira se emocionó al escuchar la noticia y decidió participar. Trabajó con entusiasmo, dedicando horas a seleccionar los mejores materiales y ensamblarlos con paciencia y cariño.
Pero en el mismo bosque vivía Mara, un cuervo que solía buscar atajos para obtener lo que quería. Al ver a Sira trabajando tan arduamente, decidió que quería ganar el concurso sin esforzarse.
Una tarde, cuando Sira salió a buscar más flores, Mara aprovechó para colarse en su nido y llevarse la corona terminada. Al día siguiente, Mara presentó la corona como suya frente al jurado. Todos quedaron impresionados, y Mara fue declarada ganadora.
Sira, al descubrir lo ocurrido, se sintió triste e impotente. Sin embargo, el búho sabio, quien supervisaba el concurso, sospechó de Mara. Sabía que el cuervo no tenía experiencia en trabajos tan detallados, así que le pidió que hiciera otra corona para una demostración final.
Mara, incapaz de replicar la belleza del trabajo de Sira, se quedó sin palabras. Finalmente, entre lágrimas, confesó la verdad.
—Solo quería que me admiraran —dijo Mara, avergonzada.
El búho le respondió con paciencia:
—No necesitas tomar lo que no es tuyo para ser valorado. Cada uno tiene talentos únicos, pero debemos trabajarlos con honestidad.
Sira recuperó su corona y fue reconocida por su creatividad y esfuerzo. Mara, aunque avergonzada, aprendió que la mentira solo lleva a más problemas y prometió trabajar en encontrar su propio talento.
En un pequeño claro del bosque, vivían muchos animales que compartían un ambiente lleno de armonía. Entre ellos estaba Sira, una joven ardilla a la que le encantaba recoger frutos para decorar su nido. Sus diseños eran tan creativos que los otros animales admiraban su habilidad.
Un día, se anunció un concurso para crear la mejor corona hecha de hojas y flores. Sira se emocionó al escuchar la noticia y decidió participar. Trabajó con entusiasmo, dedicando horas a seleccionar los mejores materiales y ensamblarlos con paciencia y cariño.
Pero en el mismo bosque vivía Mara, un cuervo que solía buscar atajos para obtener lo que quería. Al ver a Sira trabajando tan arduamente, decidió que quería ganar el concurso sin esforzarse.
Una tarde, cuando Sira salió a buscar más flores, Mara aprovechó para colarse en su nido y llevarse la corona terminada. Al día siguiente, Mara presentó la corona como suya frente al jurado. Todos quedaron impresionados, y Mara fue declarada ganadora.
Sira, al descubrir lo ocurrido, se sintió triste e impotente. Sin embargo, el búho sabio, quien supervisaba el concurso, sospechó de Mara. Sabía que el cuervo no tenía experiencia en trabajos tan detallados, así que le pidió que hiciera otra corona para una demostración final.
Mara, incapaz de replicar la belleza del trabajo de Sira, se quedó sin palabras. Finalmente, entre lágrimas, confesó la verdad.
—Solo quería que me admiraran —dijo Mara, avergonzada.
El búho le respondió con paciencia:
—No necesitas tomar lo que no es tuyo para ser valorado. Cada uno tiene talentos únicos, pero debemos trabajarlos con honestidad.
Sira recuperó su corona y fue reconocida por su creatividad y esfuerzo. Mara, aunque avergonzada, aprendió que la mentira solo lleva a más problemas y prometió trabajar en encontrar su propio talento.