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PEDRO MARTINEZ: O TODOS O NINGUNO ...

O TODOS O NINGUNO
Había una vez una vieja muy mala que murió. La mujer solo había realizado en su vida una buena acción. Llegaron entonces los demonios y la echaron en el lago del fuego. Pero el ángel de la guarda, que estaba allí, quiso salvarla y le recordó a Dios esa buena acción: «Una vez arrancó de su huerto una cebolla y se la dio a un pobre». Y Dios le respondió: «Entonces toma esta cebolla y échala al lago, de forma que la mujer se pueda agarrar a ella. Si logras sacarla irá al paraíso, pero si la cebolla se rompe, tendrá que quedarse donde está». El ángel corrió donde estaba la mujer y le lanzó la cebolla. Ella la cogió con fuerza, pero cuando los demás pecadores se percataron quisieron agarrarse también a ella. «Me va a sacar a mí y no a vosotros. Es mi cebolla y no la vuestra», les reprochó. Nada más pronunciar estas palabras la cebolla se partió en dos, y la mujer cayó en el lago del fuego y allí arde hasta el día de hoy.
Esta historia nos enseña que la generosidad no solamente beneficia a los demás, sino también a nosotros mismos.