Aquí os trascribo un episodio curioso ocurrido en Pedro Martínez en 1895 que he encontrado en las crónicas de misiones de los Redentoristas.
"[Misión de] Pedro Martínez. 400 vecinos. Desde 21 de Oct. Al 5 Nov. [1895].
Desde Huelago los mismos Padres [Anselmo y Mariscal] se dirigieron a Pedro Martínez, acompañados de los principales del pueblo. La recepción ha sido expléndida. Nunca se ha visto en esta Provincia semejante recepción ni semejante auditorio desde la primera noche. Mas ¡cuan engañadoras han sido tan lisonjeras esperanzas de un feliz éxito! Después de ocho días de Misión vino el P. Salvador a reemplazar al P. Mariscal que tuvo que volver a casa a predicar el mes de ánimas. Con gozo inefable remitió el P. Anselmo la vara de mando al P. Salvador [Fernández Alcántara]. Pedro Martínez es el peor pueblo que hemos encontrado. El auditorio se sostuvo todo el tiempo, pero vinieron a escuchar a los misioneros como a unos títeres. No tienen ya fe. Durante la misión un alboroto sin igual, todo el pueblo se sublevó contra la cobranza de los consumos. Durante 8 días hubo 6 guardias civiles para contener la cólera demasiado, por desgracia, justificada. Sobre todo lo que desalentó a los Padres era ver que el 2º domingo, el día 3 festivo, después de haber tenido la víspera un auditorio de 700 personas, apenas 250 oyeron misa, por más que por centésima vez se les dijo que era pecado mortal perder la misa. Se dijo una misa muy temprano, apenas 80 personas asistieron a ella. Al salir de la iglesia se burlaron de lo que oyeron respecto de la confesión. Nadie se presentó a confesar el 2º domingo después de 15 días de misión. Los partidos políticos durante la misión buscaron los medios de arruinarse mutuamente. Dios sabe cuantos juramentos falsos se hicieron aquellos días. Las personas que confesaron, es verdad, lo hicieron de veras, y rara vez en un pueblo se encuentran tan buenas confesiones como en esta misión. Aquí no quedó otra cosa que hacer sino seguir el consejo del Salvador, sacudir el polvo de sus zapatos y marcharse y así lo efectuaron. Se confesaron 312 personas, entre éstas 40 hombres, 48 niños, las demás, mujeres y doncellas. La entrada ha sido triunfal, la salida semejante a un entierro civil. Desde allí los padres volvieron a casa. Vino también el tiempo de la sementera que es un gran obstáculo para hacer un trabajo serio".
Otro día envío la segunda parte del episodio.
Antonio Manuel
"[Misión de] Pedro Martínez. 400 vecinos. Desde 21 de Oct. Al 5 Nov. [1895].
Desde Huelago los mismos Padres [Anselmo y Mariscal] se dirigieron a Pedro Martínez, acompañados de los principales del pueblo. La recepción ha sido expléndida. Nunca se ha visto en esta Provincia semejante recepción ni semejante auditorio desde la primera noche. Mas ¡cuan engañadoras han sido tan lisonjeras esperanzas de un feliz éxito! Después de ocho días de Misión vino el P. Salvador a reemplazar al P. Mariscal que tuvo que volver a casa a predicar el mes de ánimas. Con gozo inefable remitió el P. Anselmo la vara de mando al P. Salvador [Fernández Alcántara]. Pedro Martínez es el peor pueblo que hemos encontrado. El auditorio se sostuvo todo el tiempo, pero vinieron a escuchar a los misioneros como a unos títeres. No tienen ya fe. Durante la misión un alboroto sin igual, todo el pueblo se sublevó contra la cobranza de los consumos. Durante 8 días hubo 6 guardias civiles para contener la cólera demasiado, por desgracia, justificada. Sobre todo lo que desalentó a los Padres era ver que el 2º domingo, el día 3 festivo, después de haber tenido la víspera un auditorio de 700 personas, apenas 250 oyeron misa, por más que por centésima vez se les dijo que era pecado mortal perder la misa. Se dijo una misa muy temprano, apenas 80 personas asistieron a ella. Al salir de la iglesia se burlaron de lo que oyeron respecto de la confesión. Nadie se presentó a confesar el 2º domingo después de 15 días de misión. Los partidos políticos durante la misión buscaron los medios de arruinarse mutuamente. Dios sabe cuantos juramentos falsos se hicieron aquellos días. Las personas que confesaron, es verdad, lo hicieron de veras, y rara vez en un pueblo se encuentran tan buenas confesiones como en esta misión. Aquí no quedó otra cosa que hacer sino seguir el consejo del Salvador, sacudir el polvo de sus zapatos y marcharse y así lo efectuaron. Se confesaron 312 personas, entre éstas 40 hombres, 48 niños, las demás, mujeres y doncellas. La entrada ha sido triunfal, la salida semejante a un entierro civil. Desde allí los padres volvieron a casa. Vino también el tiempo de la sementera que es un gran obstáculo para hacer un trabajo serio".
Otro día envío la segunda parte del episodio.
Antonio Manuel
Buenos dias Antonio Manuel:
Me ha gustado mucho el episodio que ocurrió en 1895, en Pedro Martinez, no tardes en enviar la segunda parte.
saludos
Maria.
Me ha gustado mucho el episodio que ocurrió en 1895, en Pedro Martinez, no tardes en enviar la segunda parte.
saludos
Maria.