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Cuando se dice estar “como la calle de La Colcha”, nos referimos, lógicamente, a la gente de esa calle.
Esta calle, que no lleva a la Alhambra, sino a la calle Pavaneras, es muy estrecha, y para colmo, antiguamente la surcaba el tranvía, de ahí la queja de sus vecinos, por las molestias ocasionadas por el mismo y las dificultades para transitar por ella.
Por otra pare, podríamos decir que casi desde la calle de La Colcha se iniciaría lo que popularmente es el Paseo de los Tristes (Carrera del Darro), que continuaría por la Cuesta de los Chinos hasta el cementerio. Es fácil entender el por qué del nombre de Paseo de los Tristes, pues por ahí llevaban a los muertos, pero a los muertos pobres, porque por la Cuesta de los Chinos hay escalones y los coches de caballos de los ricos no podían pasar; así los entierros de lo ricos los hacían a través de la Cuesta Gomérez, que sí permite e paso de vehículos.
Pues bien, en esa calle de La Colcha existían antiguamente varios establecimientos donde vendían ataúdes para los pobres, y es fácil imaginar cómo estarían de quejicosos los visitantes de esa calle cuando fuesen con la pena de haber perdido a un ser querido y, además, gastar los poquillos ahorros que tuviesen en la “caja de palo”.
Esperando que esta información sirva para algo, aprovecho para saludaros a todos los que participáis en este Foro.
Esta calle, que no lleva a la Alhambra, sino a la calle Pavaneras, es muy estrecha, y para colmo, antiguamente la surcaba el tranvía, de ahí la queja de sus vecinos, por las molestias ocasionadas por el mismo y las dificultades para transitar por ella.
Por otra pare, podríamos decir que casi desde la calle de La Colcha se iniciaría lo que popularmente es el Paseo de los Tristes (Carrera del Darro), que continuaría por la Cuesta de los Chinos hasta el cementerio. Es fácil entender el por qué del nombre de Paseo de los Tristes, pues por ahí llevaban a los muertos, pero a los muertos pobres, porque por la Cuesta de los Chinos hay escalones y los coches de caballos de los ricos no podían pasar; así los entierros de lo ricos los hacían a través de la Cuesta Gomérez, que sí permite e paso de vehículos.
Pues bien, en esa calle de La Colcha existían antiguamente varios establecimientos donde vendían ataúdes para los pobres, y es fácil imaginar cómo estarían de quejicosos los visitantes de esa calle cuando fuesen con la pena de haber perdido a un ser querido y, además, gastar los poquillos ahorros que tuviesen en la “caja de palo”.
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