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PURULLENA (Granada)

patio andaluz
Foto enviada por Ana Olmos

Era una vez un borracho que iba caminando por la calle y le dice una señora: - ¡Hay viejo borracho y que no tiene otra cosa que hacer! y él le contesta: -y usted vieja fea, a mi mañana se me quita lo borracho pero a usted lo feo nunca se le va a quitar.
Una chica le dice a su madre: -Mamá, mamá. Estoy embarazada -- ¡Pero hija! ¿Dónde tenías la cabeza? -Sobre el volante del coche, ¿por qué?
Que le dice un huevo al otro? - A trabajar, que se levanta el jefe.
-Papá, ¿qué es la telepatía? -

-Pues, cuando dos personas piensan a la vez la misma

cosa. -

- ¿Como tú y mamá? -

-No, hijo, eso sería casualidad. -
Mamá, yo quiero ser monja. -

-Te he dicho mil veces que es imposible, Manolo -
-Manolito, ¿sabes la diferencia que hay entre el

papel higiénico y la cortina de la ducha? -

No, mamá. -

-Entonces has sido tú, ¿verdad? -
-Mamá, ¿cuándo tendré los senos tan grandes como los

tuyos? -

-Dentro de unos pocos años. -

- ¡Vaya!, ¡lo necesitaba para este sábado!. -
-Mamá, ¿le has pedido a papá que me compre la

bicicleta? -

-Sí, muchas veces; pero es inútil, no quiere. -

- ¿Has probado con los ataques de nervios como cuando

el abrigo de pieles? -
-Papá, ¿qué es un monólogo? -

-Lo que tengo yo con tu madre todas las noches. -
-Tía Teresa, ¿de dónde vienes? -

-Del Salón de Belleza. -

-Estaba cerrado, ¿verdad? -
-Gracias, tío, por tu regalo. -

-Muy atento, Pedrito, pero no vale la pena. -

-Es lo que yo decía; pero mamá me ha dicho que te

diera las gracias de todas formas. -
Papá, ¿por qué te casaste con mamá? -

- Tú tampoco te lo explicas, ¿verdad hijo? -
Luego de comerse tres platos en un exquisito restaurante, el cliente llama al mozo:
Camarero, todavía me he quedado con hambre, ¿Qué me aconseja pedir?
¿Quiere un consejo sincero?
Pida la cuenta, ¡Y estoy seguro que se le pasará el apetito!
Un tipo en un restaurante pregunta:
¿A quién se le perdió un rollito de 1.000 dólares amarrados con una liguita roja?
Y otro contesta:
¡A mí!
Mira, me encontré la liguita roja.
Estaba una mujer cenando en un restaurante, y de repente llama al mesero y le pregunta:
Oiga joven, ¿tiene ancas de ranas?
El mesero le dice:
¡Sí señora!
Y la mujer le contesta:
Entonces, dé un salto, y tráigame un vaso de agua que me ahogo.