Ayer, en un banco de la vieja
plaza
que adorna mi
pueblo donde yo nací,
comprobé con pena que la vida pasa,
que la vida pasa llevándome a mí.
Y he tardado tanto para comprenderlo,
tuvo que alejarse la que yo adoré
para darme cuenta que así sin saberlo
prendida en sus labios moría mi fe.
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