«Calla tú, pajarillo vocinglero
—dijo el cisne al jilguero—;
¿a cantar me provocas, cuando sabes
que de mi voz la dulce melodía
nunca ha tenido igual entre las aves?»
El jilguero sus trinos repetía,
y el cisne continuaba: « ¡Qué insolencia!
¡Miren cómo me insulta el musiquillo!
Si con soltar mi canto no le humillo,
... (ver texto completo)