El vaquero y la cantina
En una ocasión entró un vaquero a una cantina de un
pueblo a tomarse un trago, y al llegar amarró su
caballo en la
puerta. Pero al salir el forastero de la cantina se percató que su caballo ya no estaba, muy enfadado el tipo regresó al
salón y pateando la puerta y tirando las sillas amenazó:
Si no aparece mi caballo en 5 minutos voy a hacer aquí lo mismo que hice en
San Francisco, y se dirigió a la barra por otro trago. A los 3 minutos volvió a salir y de nuevo no encontró
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