PURULLENA: Ser eternos habitantes...

Ser eternos habitantes
del abrazo,
quedarnos,
con el ritmo, el vaho a hierba,
el gusto a miel de los humores,
la piel y los aromas,
el desafío de la forma adivinada
por las manos
tanteando los espacios sorprendidos.
Que se quede, ciego el sol,
encandilado, sobre el paréntesis vital
de nuestro sino.