Ser eternos habitantes
del abrazo,
quedarnos,
con el ritmo, el vaho a hierba,
el gusto a miel de los humores,
la piel y los aromas,
el desafío de la forma adivinada
por las manos
tanteando los espacios sorprendidos.
Que se quede, ciego el sol,
encandilado, sobre el paréntesis vital
de nuestro sino.
del abrazo,
quedarnos,
con el ritmo, el vaho a hierba,
el gusto a miel de los humores,
la piel y los aromas,
el desafío de la forma adivinada
por las manos
tanteando los espacios sorprendidos.
Que se quede, ciego el sol,
encandilado, sobre el paréntesis vital
de nuestro sino.