Tú no, princesa, tú no.
Tú eres distinta.
No eres como las demás
chicas del barrio.
Así los hombres te miran
como te miran.
Así murmura envidioso
el vecindario.
Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.
Tú eres distinta.
No eres como las demás
chicas del barrio.
Así los hombres te miran
como te miran.
Así murmura envidioso
el vecindario.
Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.